¿Cuánto sabes sobre los besos?
Besos. Besos apretados, largos, cortos, en la mejilla, en los labios o en el cuello. Besos de amistad, de amor, de pasión, de cariño, de abuela, de tía… Pueden ser un saludo afectuoso, el deseo erótico o el cariño maternal. Puede ser símbolo traición como “el beso de Judas”, o puede encarnar la subordinación y la reverencia. Hoy, 13 de abril se conmemora el día internacional del beso, la oportunidad perfecta para conocer todo sobre el beso.
¿Sabías que…?
- Pasamos 20.160 minutos de media de nuestra vida besando
- El beso más largo de la historia duró 58 horas
- En un beso apasionado se ponen en funcionamiento hasta 34 músculos mientras que un beso en la mejilla solo activa 12 músculos faciales.
- Aumenta la felicidad, bienestar, la euforia y el deseo
- Baja el estrés la tristeza y la melancolía
- Según el Kamasutra, hay 30 formas de besar.
El origen de la acción de besarse parece que podría ser fruto de una evolución de las costumbres animales más primarias. Según la revista Scientific American Mind podría haber surgido a partir de los primates que masticaban la comida y después se la daban en la boca a sus hijos.
Besar resulta tan agradable y placentero porque los labios son órganos erógenos con miles de terminaciones nerviosas, que al juntarse con otros provocan una explosión de sensaciones en el cerebro. Tienen 100 veces más sensibilidad que los dedos e incluso la corteza somatosensorial de nuestro cerebro, responsable de registrar las sensaciones, otorga más espacio a los labios que a los genitales.
Los científicos y psicólogos coincidimos en que besarse es bueno, tanto a nivel emocional como a nivel físico. En un beso ‘apasionado’, además del contacto de los labios se produce un intercambio de saliva y de bacterias. Elimina la placa en los dientes que provoca las caries.
Dos labios que se juntan, ¿es amor? No, es química
Al empezar a besarnos el cerebro recibe gran cantidad de información a través del olor, los labios, la lengua y la saliva y comienza a segregar sustancias químicas que provocan numerosas sensaciones. Estas sustancias que se liberan en un beso son:
Dopamina: también conocida como la hormona del placer. Es tan potente como la cocaína, produce sensación de euforia y es adictiva. Tal es el nivel de adicción que deja con ganas de más y puede producir sensación de mono o síndrome de abstinencia.
Epinefrina o adrenalina, provoca un aumento de la frecuencia cardíaca, incrementa la sudoración y aumenta la temperatura corporal. Podría ser la causante de que cerremos los ojos al besar, ya que provoca que las pupilas se dilaten.
Oxitocina, conocida como la hormona del amor. Es la responsable de generar los sentimientos de apego y afecto. También se segrega durante el embarazo y la lactancia.
El beso en diferentes culturas
Probablemente el beso es una de las costumbres que compartimos de manera más universal, existe en el 90% de las culturas. Muchas de estas sociedades en las que el beso no se produce (según Darwin son los maoríes neozelandeses, tahitianos, papúes, somalíes y los esquimales) utilizan otros métodos como darse lametazos, tocarse la cara, besarse las manos o frotarse la nariz.
En Japón, no son muy dados a besarse y mucho menos en público. En cambio, en las culturas medio-orientales es costumbre saludarse entre hombres con tres besos: uno en cada mejilla y al final en la frente.
En muchos países de Latinoamérica las personas se saludan con un beso, en Italia con dos, uno en cada mejilla y en Francia con cuatro besos.
Los esquimales se besan frotando sus narices mientras que en Nueva Zelanda existe el llamado “beso mariposa” donde las dos personas acercan sus ojos y parpadean continuamente creando un efecto con las pestañas parecido al batir de las alas de una mariposa.
Como cantaba Sara Montiel, en la película Noches de Casablanca: “Bésame, bésame mucho” que durante un beso apasionado se pueden quemar hasta dos calorías por minuto. ¡Feliz día del beso!, regala muchos besos siempre que sean consentidos.
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