Atrevidos e innovadores: docentes de Jaén que marcan la diferencia
"El premio es luchar por la escuela del cambio", dice la villanovense Lourdes Jiménez, elegida mejor docente de Infantil de España en los III Premios Educa; "Mi pedagogía pasa por humanizar las clases", defiende Javier Cachón, el quinto mejor docente en Universidad
Siempre hubo alguna voz crítica con Lourdes Jiménez (Villanueva del Arzobispo, 1986) cuando la docente impulsaba proyectos que nada tenían que ver con la educación más tradicional. El paso del tiempo ha reconocido aquella apuesta: la profesora ha ganado el Concurso a Mejor Docente de España 2019, relativo a Primaria y correspondiente a los III Premios Educa convocados por Abanca. También hay protagonista jiennense en Universidad: Javier Cachón (Jaén, 1977) es el quinto clasificado en la categoría. El quinto mejor docente del país. "Mi pedagogía pasa por humanizar las clases. Es muy llegadora", cuenta a este medio. Ambos flotan ahora en la misma nube.
Jiménez ya fue la segunda en su categoría en 2018. El asalto a la primera plaza parecía cantado. "Es un subidón de adrenalina y una alegría muy grande", reconoce en conversación con este periódico. Se enteró de la buena nueva ayer mientras comía. "Todavía es difícil de creer. La gente no deja de felicitarme", añade. "Es bonito que te reconozcan, y uno disfruta de trabajar en lo que de verdad te gusta", tercia Cachón, quien admite que cuando recibió los datos sobre las dimensiones para baremar sufrió algo así como un leve mareo: "La verdad es que es muy laborioso. Me ha sorprendido la profesionalización de los Premios Educa", agrega en entrevista con este periódico.
¿Qué han hecho ellos para merecer esto? En líneas generales, ir a contracorriente. Las claves de la metodología de Jiménez, hoy menos disruptiva que cuando empezó, pasan por proyectos que abarcan todas las áreas a partir de un tema. Lo último que ha trabajado ha sido con sus alumnos del colegio Santa María de Nazaret ha sido el desastre de Australia. "Además, intentamos extraer contenido del contexto cercano", dice y recuerda aquel trabajo inspirado en Platero y yo que fue posible a partir del burro de un vecino.
Javier Cachón lleva once años de docente en la Universidad de Jaén. Antes trabajó en colegios. Reconoce que cuando era estudiante aprendió de maestros de la vieja escuela; los docentes de su generación están a caballo entre el modelo más convencional y la escuela más nueva, regada por el impacto de las tecnologías de la información. "Cada cual tiene su pedagogía. Yo intento sorprender al alumnado en cada clase, y no es sencillo en un mundo cargado de impactos, sobreestimulado, con todo a golpe de clic", rezona.
A Jiménez le molestaba —ya menos, porque ocurre menos— que le dijeran que perdía el tiempo cuando, por citar otro ejemplo, apostaba por trabajar la idea de los piratas y los niños se divertían. "El estado natural del niño es el juego. Y jugar es sinónimo de aprender", apostilla. Cachón tiene un reto futuro que le apasiona sin obsesiones: ser catedrático. "Es el culmen de todo docente universitario. Hay que marcarse metas y yo tengo ésa", reconoce.
La villanovense está de dulce, porque también en 2019 recibió el premio de las Banderas de Andalucía, otorgado por el Gobierno autonómico. Dice que tiene los pies en la tierra. "El premio diario es luchar por la escuela del cambio. Mi premio son los niños y las familias", sostiene. "Hay que conocer al alumnado y no dejar de trabajar", concluye el profesor jiennense.
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