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Un auténtico edificio "de usos múltiples" en la calle Compañía

Por Javier Cano - Noviembre 16, 2025
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Un auténtico edificio "de usos múltiples" en la calle Compañía
Fachada del noble edificio. Foto: CPM Ramón Garay.

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El cuatro veces centenario inmueble que acoge el Conservatorio Profesional de Música fue antes convento, monte de piedad, colegio, museo, biblioteca e instituto

Cuando fue construido allá por 1614, eso de "edificio de usos múltiples" les sonaría a chino a los jaeneros de principios del XVII, que verían en aquel monumental inmueble únicamente la sede capitalina de la Compañía de Jesús, poderosa orden religiosa hasta su caída en desgracia ya en el XVIII. Pero sí, ¡vaya que sí!.

Y es que pocos predios de Jaén pueden presumir de multifuncionalidad, a través de los siglos, como el actual Conservatorio de Música 'Ramón Garay', heredero de aquel que en 1933 se instaló en el número 3 de la vecina calle Colegio (como escribe Pedro Jiménez Cavallé en la revista AV de enero de 2018), más tarde en La Económica, luego en el desaparecido edificio de Correos de la Plaza Vieja (con entrada frente al legendario Mesón de la Parra, donde más de un y una jiennenses recuerdan todavía haberse examinado) y hasta mediados los años 80, en el hermoso caserón de la calle Obispo González que a día de hoy ocupan dependencias municipales. 

Empezó siendo eso, colegio y residencia jesuita, y dejó de serlo en 1767, cuando Carlos III (previo aliento de Campomanes) achacó a estos religiosos nada más y nada menos que el histórico motín de Esquilache (dieciochesco noble y diplomático del rey al que da vida, en una cinta más que recomendable de Josefina Molina, de 1989, el genial Fernando Fernán Gómez), y los envió a... 

En su imprescindible Historia de las cofradías de Semana Santa cuenta Ortega Sagrista cómo el mismo monarca que desalojó a los padres tradicionalmente ataviados con sotana y faja negra fue quien concedió, en 1784, el uso del edificio a otra institución de feliz memoria en el Santo Reino: el monte de piedad de la Insigne y Real Congregación del Santo Sepulcro, impulsado por don Juan Manuel de Bonilla en 1756.

"Pero sus importantes caudales y alhajas le fueron arrebatadas por el ejército francés durante su dominación en Jaén, utilizando los cubiertos de plata que tenía en depósito el Monte de Piedad, para la mesa del gobernador francés y sus oficiales que habían instalado su residencia en el palacio episcopal. Después de expulsados los ejércitos imperiales de nuestra Patria, el Monte de Fiedad se rehízo, pero por poco tiempo, ya que la desamortización de Mendizábal acabó pronto con tan benéfica obra", concluye don Rafael en su estudio. 

Cuarenta y cinco años tuvieron que pasar para que los recios muros del viejo convento retomaran la actividad religiosa, esta vez de la mano de los agustinos, que allí residieron hasta 1836, procedentes de su malherido monasterio en lo que, andando el tiempo sería el actual edificio de Correos. 

Sobre el Colegio de Humanidades Virgen de la Capilla, del que redactó un amplio y detallado trabajo el recordado Manuel López Pérez, cabe destacar que llegó a las instalaciones de la calle Compañía en 1838: "Precedente de nuestros actuales Institutos de Bachillerato y que con su peculiar organización y proyecto pedagógico actuó como el gozne de engarce entre la enseñanza decadente de la transición de los siglos XVIII y los impulsos renovadores y vitalistas del Jaén del Romanticismo", en sus palabras. 

No en balde allí nacería el Instituto Provincial, ya en 1846, que después se transformaría en Instituto General y Técnico (a principios del XX), de Segunda Enseñanza hacia 1924 y, nada más comenzar la década de los 40, el mismísimo Virgen del Carmen, tan ensolerado y entrañable para diferentes generaciones jaeneras hasta 1970, cuando el nuevo edificio de la esquina del Paseo de la Estación con Virgen de la Cabeza asumió, definitivamente, a la totalidad del alumnado. 

La historia le reservaba, sin embargo, nuevos destinos. Así, su iglesia (dedicada a San Eufrasio) dejaría de serlo desde 1986 para lucir como flamante paraninfo del Conservatorio de Música, papel que ya había desarrollado en el instituto y que desde ese año ejerce tras una laboriosa restauración, a cargo del arquitecto Miguel Ángel Hernández Requejo, con Miguel Ángel Berges como aparejador y la empresa Mayca como constructora.

Recuperado del abandono, el complejo sigue disfrutando de ese maravilloso patio central con galerías, de sus amplias escaleras y pasillos (donde campea, por ejemplo, un soberbio óleo de Carmelo Palomino) y de las reconvertidas clases, que han ido creciendo hasta necesitar nuevos espacios y multiplicar su presencia en la capital jiennense. 

Una actuación en el paraninfo. Foto: Conservatorio Ramón Garay. Una actuación en el paraninfo. Foto: Conservatorio Ramón Garay. [/caption

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