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"Si volviera a nacer me dedicaría por completo a la pintura"

Por Javier Cano - Febrero 24, 2024
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"Si volviera a nacer me dedicaría por completo a la pintura"
El pintor villargordeño, ante una de sus obras recientes. Foto: Lacontradejaén.

La trayectoria profesional de Blas Moreno Moreno (Villargordo, 1958) ha transcurrido entre maquinitas de Mario Bross, molduras y aperos agrícolas, pero su vocación artística y su auténtica pasión es el arte. Un oficio en el que destaca como pintor realista y figurativo, en la línea de su admirado Antonio López. 

Incluido en la Guía de Arte 2024 que edita el artista multidisciplinar cordobés Francisco Arroyo Ceballos, Blas 'Tericias' se somete hoy a la entrevista cultural sabatina de Lacontradejaén.  

—Empecemos la casa por el tejado, Blas, o lo que es lo mismo, el cuadro por la firma: ¿por qué rubrica usted sus obras como Tericias?

—Es un pseudónimo. 

—Que viene, ¿de qué?, ¿de dónde?

—Es un apodo de familia. Viene de ictericia, parece ser que mi padre la curaba, la gente lo ha terminado diciendo así y de ahí viene. 

—Eso tiene arte, señor Moreno, pero vamos de entrar de lleno en su pasión, que es la pintura. ¿Cuándo descubrió que tenía cualidades plásticas? ¿O es que viene de familia de pintores?

—No, en mi familia no hay precedentes. Parece ser que algunos primos lejanos de mi padre, que eran militares, pintaban, hacían cuadros de caballería en su casa de la calle El Santo (hoy Marqués de Mondéjar). Solo eso. 

—¿Entonces? ¿Es que alguien se dio cuenta de que aquel chavea manejaba bien los pinceles y puso en guardia a sus padres?

—Yo creo que eso es algo innato. Recuerdo que a partir del cuarto curso, ya era una pasión lo que sentía por el dibujo. Pero fue un maestro mío, don Sebastián Aranda, el que se dio cuenta y se lo dijo a mi padre. Al acabar la escuela, en octavo curso de la antigua EGB, tenía dos opciones: estudiar el Bachillerato en el instituto Virgen del Carmen o irme a la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos. 

—Y escogió la segunda opción, fijo.

—Lógicamente. 

—Allí estudió...

—Tres años de comunes del plan oficial y dos de la especialidad de Delineación; pude dedicarme a esto, pero al final me dediqué a otras cosas. 

—Aquellos años en la actual escuela José Nogué, ¿lo marcaron? 

—Sí, tuve como profesores a Fausto Olivares y Enrique Espinar; allí estaban también su hermano Luis [Espìnar], don Victoriano [Delgado]... Ese paso por la escuela no se me olvida. 

"Abuela, ¿me coses esto?", óleo sobre madera de un metro por un metro.

—Sin embargo, no se ha ganado la vida (o no del todo) con sus cuadros, ¿verdad?

—No. Cuando vine de la mili, empecé ya con mis negocios; primero monté un salón de juegos recreativos aquí, en Villargordo; lo tuve unos diez o doce años, y cuando se agotó puse una marquetería y tienda de arte y decoración, otros ocho o diez años. Ese último negocio estaba más relacionado con mis gustos. Todo esto lo he ido compaginando con mi trabajo en el campo. 

—Defina eso de su trabajo en el campo, Blas: ¿de cuántos olivos hablamos? ¿No será usted un Pellizza da Volpedo, no?

—¡Hombre, no soy un terrateniente pero tengo mis olivas!

—En todos estos años ha creado obra plástica, que no ha expuesto nunca o lo ha hecho en su mínima expresión. ¿Por qué?

—No se ha dado la ocasión, y tampoco es fácil juntar obra para mostrar una exposición o, mejor dicho, una buena exposición. 

—Lo dice alguien que tiene en su currículo varias ediciones del certamen de pintura rápida que lleva el nombre de su paisano, el gran Francisco Cerezo...

—Sí, algunas ediciones me he llevado. 

—Nadie como usted mismo para autodefinirse, Blas. ¿Qué pinta y cómo pinta?

—Me considero un pintor figurativo, la figuración está de moda ahora mismo. La labor que está haciendo el MEAM (Museo Europeo de Arte Moderno) de Barcelona es muy importante. Va a abrir pronto también, en Almería, el Museo del Realismo, en el que colabora Antonio López.

—Ese es su referente, ¿no?

—Sí, sí. Y sobre todo siento pasion por la pintura ahora mismo. Sin pasión no hay arte, decía Matisse. Y es verdad. 

—Blas Tericias vuelve a nacer y, ¿otra vez pintor?

—Totalmente. Es más, si volviera a nacer le daría una vuelta de tuerca a mi vida y cumpliría esa asignatura pendiente de dedicarme por completo a la pintura. Pero esto es lo que tenemos. 

 
 "A Pontenova. Río Eo". Óleo sobre madera de un metro por un metro.

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