"Jaén debe tener un museo permanente de la Semana Santa"
El Paseo de la Estación huele estos días a incienso, como una larguísima tarde de Lunes Santo cuando La Amargura sube camino de la ciudad cofrade hasta dejar boquiabierto al personal. Perfume de siglos que pone en el aire de Jaén un monumental acólito turiferario: el Museo Provincial. Allí, la exposición Sine labe concepta puebla de arte procesional, de orfebrería y bordados, esas salas suyas acostumbradas al óleo y la piedra. Para saber un poco más de esta singular muestra, Lacontradejaén habla con su comisario, el conocido cofrade jiennense José María Francés Morillas.
—Comisario de una exposición cofrade, señor Francés. Era uno de los poquísimos cargos que le faltaban a su currículo cofrade, ¿no?
—Sí, es la primera vez que comisarío una exposición.
—¿Qué tal la experiencia?
—La verdad es que estoy satisfecho.
—¿Qué es Sine labe concepta, cómo la define usted?
—Esta exposición es una selección de piezas de las distintas cofradías, con la particularidad de que exponen no lo que han querido, sino lo que les hemos pedido desde la organización.
—Y un 'alivio de luto' para el mundo cofrade de aquí, una ambiciosa alternativa a la falta de procesiones...
—Claro que sí, por supuesto. Es un revulsivo, de ahí la buena aceptación por parte de las cofradías a la hora de cedernos las piezas.
—¿No le han dado problemas las hermandades en eso de ceder su patrimonio, de sacarlo de las fabricanías?
—No, ninguno. Y eso que se les han pedido piezas muy valiosas. Yo creía que iba a haber algún reparo, pero todo lo contrario.
—¿Qué singularidades ofrece esta muestra con respecto a otras exposiciones anteriores?
—Para mí hay dos novedades muy importantes: primero, que es una exposición de cofradías tanto de Pasión como de Gloria y segundo, esa mezcla de orfebrería y de bordado, así, mezclados pero con cierto sentido, que ofrece Sine labe concepta. Joyas que se complementan con algunas obras destacadas de la pinacoteca de la Agrupación de Cofradías y con fotografías cedidas por las propias hermandades: por ejemplo, la toca de La Estrella está complementada con una foto de la Virgen luciendo esa toca, o la Dolorosa de San Juan con su valioso manto recién restaurado.
—Lleva usted un minuto respondiendo a esta entrevista y ya citado dos o tres piezas que son palabras mayores del patrimonio cofrade de la ciudad pero, con el corazón en la mano, con toda la subjetividad del mundo... ¿Cuáles son las joyas, las piezas estrella de esta iniciativa?
—Para mí, por la deblidad que tengo por la Virgen de la Capilla, las coronas de oro y plata de la patrona, y también de manera especial (por lo valiosisímo de la pieza) el rostrillo, tan querido por mí; tiene muchísimo valor y es más antiguo que las coronas. Se puede decir que estas piezas son la entrada a la exposición.
—Efectivamente, José María, se le ha visto el plumero.
—[Ríe] El manto de los condes de Corbull, con lo cual todo el conjunto impacta junto con una pintura de la Virgen con este manto. En la antesala de la exposición esta la Inmaculada que figura en el cartel, que es una pieza valiosa del orfebre Ramón León en alpaca cincelada a mano y marfil, de La Amargura. Y como el título del cartel es el que es, también se expone el Sine labe concepta de la Cofradía de los Estudiantes.
—¿Se puede afirmar que algunos de los elementos expuestos nunca habían figurado en una muestra de este tipo?
—Exactamente, y esto hace la exposición mucho más valiosa. Los angelitos de La Lanzada, por ejemplo, ni siquiera se han estrenado todavía. Y hay piezas imprtantes, con setenta años, que podemos ver solo el Jueves Santo, como la corona de la Virgen de los Dolores de la Veracruz, en plata sobredorada y pedrería fina; seis sayas de diferentes hermandades que podemos ver de cerca, con espléndidos bordados, o los curiosos candelaboros de la Dolorosa de Jesús, con sus motivos navideños; los techos de palio de La Estrella y la Paz; la diadema de las Angustias; ¡hasta las bambalinas del palio de La Expiración! Esta es una gran oportunidad para admirar este patrimonio.
—Dejando a un lado el contenido, ¿qué le parece el continente, el marco, el escenario...?
— Perfecto. Y hay que destacar la amabilidad plena de la Junta de Andalucía por la cesión del espacio expositivo. Se intentó en el Íbero y fueron todo dificultades, pero en el Museo Provincial encontramos las puertas abiertas, con su directora, Francisca Hornos, al frente. Es una sala magnífica, de doscientos metros cuadrados, la verdad es que es un marco perfecto. Además, la exposición coincide con la del paso de palio de El Silencio, una cosa curiosa, de forma que se refuerzan entre ambas y es un motivo más que hace que venga gente incluso de fuera.
—Cualquiera que comisaríe una muestra sabe que no hay exposición sin mensaje. ¿Cuál es el suyo, señor Francés?
—Que es una pena que estas piezas de las cofradías estén guardadas en las casas de hermandad o en las vitrinas de las casas museos: son para mostrarlas no solo ahí o en las procesiones. Yo abogo porque tengamos un museo permanente de la Semana Santa en Jaén. Siempre hay piezas escondidas que podrían cederse, imaginería secundaria que está todo el año guardada...
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