"En mi libro destaco la labor exorcista de San Juan de la Cruz"
La biblioteca personal de Manuel Jesús Segado-Uceda (Arjonilla, 1983) no deja de crecer. Prolífico e inquieto, el escritor presenta su última entrega, España mística. Una "visión muy personal" sobre un buen número de personajes cuyas historias no dejarán indiferente ni al más incrédulo. Publicado por Almuzara y prologado por Jesús Callejo, lo nuevo de este licenciado en Historia del arte y máster en Estudios Avanzados de Patrimonio, Historia, Arte y Territorio ve la luz para poner la oscuridad en bandeja a sus lectores.
—Nuevo libro, señor Segado-Uceda, y ya van siete. Parece que se encuentra cómodo en el universo de los enigmas, lo misterioso, lo oscuro...
—También me gustaría hacer otras cosas, pero que te publiquen una novela es más difícil.
—Eso quiere decir que tiene usted literatura creativa en los cajones de su mesa...
—Sí, sí, algo hay.
—Sin embargo, por ahora, su legión de lectores puede estar tranquila: Manuel Jesús Segado-Uceda sigue en la veta del misterio.
—En principio me encargan este tipo de libros, o yo les propongo ideas, y parece que es lo que hago un poco mejor, o lo que hago menos mal... Empecé con las leyendas de mi pueblo, seguí con el Jaén misterioso, el poder de los objetos sagrados, las tumbas misteriosas, los enigmas del arte... Luego publiqué una novela fantástica, Sortilegio, y ahora la España mística.
—¿Qué encontrará el lector en las páginas de esta obra?
—Encontrarán personajes que se salen de lo común, de lo normal o a los que se les considera especiales. He hecho una selección de los que creo que o son muy conocidos y he querido ofrecer desde mi propia experiencia, hasta los menos conocidos, entre ellos el padre Rejas de Jamilena.
—En su trayectoria, ya con una amplia bibliografía, faltaba este tema de la mística. Quizá por eso se decidió a convertirla en protagonista de su última entrega... ¿Qué tienen los místicos para haber llamado tanto su atención?
—Las historias que tienen. Lejos de creyentes o menos creyentes, las historias que tienen son apasionantes. Fray Leopoldo, por ejemplo, es un personaje que me gustó mucho y tiene una historia preciosa.
—Cuente, cuente...
—Lo conocí por mi abuela, que tenía una foto suya que venía en el calendario y cuando se acababa el año la enmarcaban. Recuerdo verlo allí, en la mesita de mi abuela, y me parecía ya curioso. Después conocí a gente y supe cosas muy interesantes. Por ejemplo José María Suárez Gallego, de la Orden de la Cuchara de Palo: a él, fray Leopoldo lo tuvo en brazos, cuando era pequeño.
—Se puede decir que en España Mística aporta usted una visión más entrañable del personaje en cuestión, ¿no?
—Sí, por supuesto, está escrito en un tono muy personal.
—¿Y Jaén? ¿Qué presencia tiene su provincia natal en su propuesta más reciente?
—Siempre me gusta contar con Jaén en mis libros. Por ejemplo, me he acercado a Santa Teresa desde muchos aspectos, entre otros sus reliquias, que me enseñaron en el convento del Carmelo en Jaén, donde me dieron mucha información. Y San Juan de la Cruz, claro, del que pongo de manifiesto su labor como exorcista. Me he encontrado con una serie de grabados, además, donde está retratado sacando los demonios.
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