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"Este disco tiene mucho que ver con estos últimos años míos en Úbeda"

Por Javier Cano - Noviembre 18, 2023
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"Este disco tiene mucho que ver con estos últimos años míos en Úbeda"
El cantante, productor y compositor, en la foto de comienzos de los años que ilustra la portada de su nuevo trabajo. Foto cedida por Paco Ortega.

Como esas familias que programan al milímetro la frecuencia de llegada de sus churumbeles, el reconocido compositor, productor y cantante ubetense Paco Ortega lo tiene claro: cada cuatro años, nuevo disco. El mundo te habla titula su primer single, adelanto de un trabajo que verá la luz a principios de 2024.

—Frecuenta usted estas páginas, señor Ortega, más como director de festivales o productor que como cantante. Ya tocaba, ¿no?

—Al cantante lo saco a pasear muy poco; cada cuatro años o cuatro años y medio (por puro placer o por dar señales de que estoy vivo) suelo publicar un álbum. Ya me tocaba. 

—Cuando no está grabando discos de otros artistas coge la batuta del Festival Flamencos y Mestizos de su ciudad natal, que por cierto no deja usted de promocionar. ¿Le queda tiempo para escribir, para componer?

—Son canciones que voy haciendo en los ratitos de estudio que se me quedan libres, las voy metiendo en un bote y cuando ya hay diez o doce, las publico. Después de las fiestas sacaré este nuevo disco, El mundo te habla, que reúne doce canciones de diferentes momentos de este periodo de cuatro años. 

—¿Canciones con un mensaje común? 

—Es una selección muy ecléctica, no es un disco pensado y creado para que trate un único tema o un mismo mundo: refleja los mundos que han pasado por mi cabeza en momentos de estos últimos cuatro años. 

 El reconocido artista ubetense Paco Ortega. Foto cedida por Paco Ortega. .
El reconocido artista ubetense Paco Ortega. Foto cedida por Paco Ortega. .

—Cuatro años de esos que dejan huella, entre ellos los de pandemia, guerras... ¿El mundo también le ha hablado de esos asuntos en el primer sencillo del disco, que da título a todo el trabajo?

—El adelanto tiene una letra muy explícita que probablemente no podría haber escrito antes, ha tenido que ser con esta edad, con esta experiencia.

—¿Por qué lo dice?

—Porque trata de eso, de que te haces consciente de en que cada momento que ha pasado de tu vida el mundo te ha ido diciendo cosas. Unas veces hemos estado más propensos a escuchar al mundo y otras, menos. En cualquier caso, esa llamada es muy fuerte cuando te das cuenta de que el niño que llevabas dentro (ese sueño azul que llevamos todos los niños dentro) ya no tiene redes, de que es un sueño arriesgado, con sufrimientos, verdades... Cosas que los niños normalmente no perciben, bien porque se las ocultamos o porque no tienen todavía el contexto de su existencia. 

—Aquel niño que fue usted, aquel niño de Úbeda...

—Precisamente, este disco tiene mucho que ver con mi relación de estos últimos años con mi pueblo, con Úbeda. Hay tres o cuatro canciones tremendamente relacionadas con Úbeda. 

—Sin llegar al destripe, ¿alguna pista que dé noticia de la influencia de su patria chica en El mundo te habla?

—Una que se va a llamar La casa grande y que cuenta la historia de la casa donde yo nací, en Úbeda, un tema muy hermoso, al que le tengo mucho cariño. He incluido algunos temas anteriores, como Cucharaí, tan propio del lenguaje ubetense, y una versión que escribí para el spot de Úbeda en el corazón, que cantó Alicia Gil y ahora lo hago yo en acústico. De alguna manera, esas canciones me acercan a Úbeda. 

—Una Úbeda a la que, últimamente, regresa mucho...

—Ahora paso periodos largos en Úbeda. Uno vive condicionado por lo que vive en cada momento, y ahora casi paso no digo que la mitad del año, pero grandes periodos de tiempo en mi casa de Úbeda.

—Seguramente conoce aquella cita de Delibes que sentencia que la cultura se crea en los pueblos y se destruye en las ciudades. ¿Es esa huida en busca de un refugio creativo lo que tira de usted, o simplemente la querencia, ese imán de raíces que se abraza a la huella?

—Bueno, esa querencia está ahí escondida, no lo sabes y basta que haya una mecha que encienda la chispa del reencuentro. A mí me llamaron hace ocho años para dirigir el Festival Flamencos y Mestizos y eso me ha dado la posibilidad de volver a mi pueblo más allá de tocar e irme o de venir dos días. Y me he encontrado una ciudad preciosa, cuidada, llena de gente, de ambiente, admirada, Patrimonio de la Humanidad...

—Un paisaje universal pero entrañable, quiere decir.

—Claro, me he encontrado con toda mi niñez y con todo lo que, cuando emigras y te trasladas de lugar, siempre sigue vivo: las comidas, las conversaciones... Y eso ha contribuido a que, en algunos momentos en los que he cogido la guitarra, haya hecho un homenaje a esa casa en la que nací, que fue convento y palacio y que tanto marcó a mi familia. O que me quede muy pillado con esa terminología tan personal que tiene el pueblo, esos palabros tan únicos, tan de ahí. 

—¿Y a cantar? ¿Lo verán pronto sus paisanos ante el micrófono? Se vende usted caro sobre los escenarios.

—Cantar es que no canto ni en Úbeda ni en ningún sitio. Hace muchos años que me di cuenta de que es mucho más fructífera y más larga la carrera del entrenador que la del jugador, me puse a producir los discos de los demás y di un paso atrás. Con el disco anterior, que se llamaba Canciones sin prisa, precisamente un amigo de Úbeda, cuando conoció el disco, me animó a hacer unos conciertos. No quería, porque hay que ensayar y cien mil cosas más, pero al final me convenció e hice una gira de quince teatros, entre otros el Hospital de Santiago de Úbeda, dentro del Festival de Música y Danza. 

—¿Qué tal esa experiencia? ¿Al final le compensó?

—La verdad es que todos los conciertos se llenaron, fue muy bonito. Pero hace poco, en uno de esos momentos en que uno se acuesta y hace repaso, contabilizaba diecisiete o dieciocho proyectos en los que estoy en este momento, y cada uno de ellos con una dedicación absoluta y sin horarios. Entonces, cantar significa tener que ponerte a ensayar, viajar... Yo hago al año diez, doce, catorce o dieciséis discos, varias películas, dirijo este festival de Úbeda, de vez en cuando fuera de España Sangre Nueva, Jóvenes Flamencos, escribo, dirijo videoclips...

—No para.

—Hago tantas cosas, que para que me dedicase a cantar tendría que hacer solo eso. Si a eso le unes la tranquilidad, mi pánico escénico y la comodidad de estar en el campo o en Úbeda...

—Pero eso de cantar ante sus paisanos debe de ser una tentación difícil de rechazar...

—Sí, la verdad. La última vez que canté en Úbeda hacía bastante tiempo que no cantaba allí. Me convenció el director del Festival de Música y Danza, Diego Martínez, que en paz descanse. Me dijo: "¿A que no te atreves a cantar aquí?". Fue muy emocionante, ese patio del Hospital de Santiago repleto de gente... Yo quiero mucho a Úbeda y me siento muy querido por mis paisanos, muy muy querido. Me tratan muy bien. 

—Seguro que más de uno ha tomado nota de su respuesta, Paco, y le lanza ese entrañable guante que, en su día, lo llevó a volver a compartir sus canciones con los ubetenses.

—No, la verdad es que ahora me costaría. Mi asistente me lo dice últimamente, está todo el día atacándome: "Paco, hazte una gira de conciertos como la de hace cuatro años, que fue maravillosa". Pufff. 

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