Úbeda se renueva a través de la gastronomía
La vigésima edición de la Feria de la Tapa ofrece más de 150 propuestas, todas a 1 euro, e incluye zona gourmet con chacinas, marisco y pizzas artesanales
Los hosteleros de Úbeda vuelven a poner en marcha la fórmula del éxito que encontraron hace veinte años con la primera edición de la Feria de la Tapa, una ruta gastronómica por lo mejor de la gastronomía local. La cita, que se inauguró este jueves y se prolongará hasta el domingo, tras su paso por el casco histórico, regresa al recinto ferial con más de 150 propuestas, todas a un euro, y una zona gourtmet en la que se podrán degustar auténticas delicatessen de la cocina ubetense.
El Hotel Ciudad de Úbeda, el Restaurante Gallo Rojo, el Museo de la Tapa y Tapería Don Bosco, gestionados en algunos casos por cofradías, como El Resucitado, El Prendimiento o Las Lágrimas, se encargan de la variada oferta gastronómica. También está pescadería La Lonja o Pizzería Carlos. Además de comer bien, se podrá tomar copas y disfrutar de la música en directo.
Este año la iniciativa coincide con la Feria de Maquinaria Agrícola para potenciar su atractivo y aprovechar la afluencia de público. La carta no puede ser más suculenta y apetitosa con serranitos, papas a lo pobre, callos, migas, ensaladilla rusa con gamba roja, andrajos, pinchitos, ragout de lechón con salsa pomodoro, albóndigas de presa estofadas al Borgoña, diferentes tostas o perritos.
A la inauguración de la vigésima edición, asistieron la alcaldesa de Úbeda, Toni Olivares; la delegada del Gobierno en Jaén, Ana Cobo; el presidente de la Confederación de Empresarios de Jaén, Manuel Alfonso Torres, y el presidente de Asociación de Comercio, Industria y Servicios (Alciser), Bartolomé González, quien destacó la consolidación de la feria.
En cuanto al premio a la Mejor Tapa, que cada año entrega el jurado compuesto por los medios de comunicación locales, ha sido para la "Hamburguesa Gourmet", presentada por El Museo de la Tapa, que regenta la Cofradía de Las Lágrimas. El galardón es una placa en barro realizada en el taller alfarero de Juan Pablo Martínez, "Tito".
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