HIJOS JAENEROS DE ANTONIO GALA
Jiennenses creadores que han pasado por la fundación del genio literario relatan el impacto artístico y personal de la propuesta formativa
El prolífico autor Antonio Gala se fue el año pasado y, más allá de las obras, ha dejado un legado muy vivo, la fundación que lleva su nombre, pensada para jóvenes creadores. Doce jiennenses —y dos almerienses nacidos o con raíces en el mar de olivos— han pasado por las veintidós promociones en otros tantos años de existencia. El vínculo de la Fundación Antonio Gala (FAG) con Jaén es notorio: el escritor Antonio Muñoz Molina es el vicepresidente de la FAG y recientemente la Fundación Huerta de San Antonio impulsó la muestra Ver la vida más clara con obras de los becados en la Iglesia de San Antonio de Úbeda. Alumnos del genio repasan su paso por el antiguo Convento del Corpus Christi, el espacio construido en el siglo XVII que sigue la idea 'Ponme como un sello sobre tu corazón'.
Oasis de libertad, comunidad pitagórica o lugar de "fecundaciones cruzadas" (Antonio Gala dixit) son algunas de las descripciones que los becarios utilizan para recordar su estancia. Entre las disciplinas posibles, nueve de los doce jiennenses apostaron por artes plásticas: Paco Montañés (Alcalá la Real), Juan Antonio Baños (Linares), David Calderón (Jaén), Adelaida Campaña Ortega (Alcalá la Real), Paloma Montes López (Andújar), Ana Moya (Úbeda), Juan Antonio Soria (Úbeda), Tomás Gónzalez (Jódar) y Juan Manuel Moreno Sánchez (Alcalá la Real), amén de Rocío Gilabert, almeriense nacida en Jaén. José Javier Delgado es el único que cursó música, con permiso de David Montañés, también almeriense con raíces alcalaínas. Y los dos autores que pasaron por creación literaria fueron Juan Domingo Aguilar y Begoña M. Rueda, ambos poetas de Jaén capital.
PACO MONTAÑES, EL PRIMERO EN LA SEGUNDA PROMOCIÓN
Fue el primer jiennense en recibir la beca de la FAG, en la segunda promoción en 2003/2004. Al artista Paco Montañés (Alcalá la Real, 1980) todavía le vienen memorias de sus días como discípulo de Gala. "La poeta Elsa López llevó al máximo el lema de la fundación. Éramos una gran familia que compartía los momentos de la comida; el resto era máxima libertad", recupera Montañés en conversación con este periódico.
En su promoción aún no se había fijado el reto de acabar un proyecto, como sí ocurrió más adelante, pero crear bajo aquel entorno daba alas. Él aterrizó en Córdoba tras un periplo de año y medio en Japón, donde trabajó una serie de cuadros a los que le dio continuidad. "Más que lo que hice, recuerdo la experiencia de compartir inquietudes con escritores y músicos. Aprendí de poetas geniales como Javier Vela, que ha ganado el Premio Loewe", apostilla acerca de quizá el rasgo más destacado por los becados: el universo derivado de las sinergias.
Montañés, reconocido en 2023 con los Premios Hércules, celebra que hayan pasado hasta cuatro paisanos suyos por la fundación. Y lo remarca consciente de que a menudo el foco mediático en la Sierra Sur es para la muerte. "Es una maravilla que también se nos conozca por otro tipo de energía, la creativa", señala el que fue denominado "pintor de la corte" por el propio Gala en un divertido momento del acto de clausura de aquel curso. "Como veterano, ya he escrito varias cartas de recomendación: esta oportunidad es única para jóvenes creadores", manifiesta el artista, ahora inmerso en un libro del poeta Jesús Munárriz, editado precisamente por Elsa López, de Ediciones La Palma. "Ella y Antonio fueron como mis padres", concede.
JUANAN SORIA: "GANÉ TIEMPO, MADUREZ Y REFLEXIÓN"
Juan Antonio Soria 'Juanan' (Úbeda, 1985) formó parte de la octava promoción, en 2008/2009, el único curso con más de un jiennense, pues también lo integraron Tomás González Justicia y Rocío Gilabert, quien mandó la solicitud a instancia de su padre, quien leyó sobre la FAG en El País. "Yo me postulé sólo por el enriquecimiento que me supondría convivir con artistas de otras disciplinas. No había otra cosa que hacer que crear. Y me sirvió para lograr madurez, tiempo y reflexión", sintetiza Juanan Soria. El ubetense atiende a Lacontradejaén desde Gante (Bélgica), donde se gana la vida desde el año 2012, principalmente con el dibujo y la pintura.
"Tenía 23 años y es la edad en la que te quieres comer el mundo. Recuerdo que los compañeros nos abríamos en canal compartiendo nuestros proyectos. Y cuando acabó, no me quería ir. Sentí esa sensación de querer quedarme más tiempo en el nido", cuenta acerca de un periodo lectivo que comprendía desde septiembre hasta mayo del año siguiente, a la manera de los ejercicios académicos. "Fue una experiencia exquisita, única e inolvidable. Me sigo soñando allí, la recomiendo al cien por cien", añade Rocío Gilabert, cuyo proyecto llevó el título de Diálogos del Ser Humano con la Naturaleza, inspirado en el abuso de poder, el egoísmo y la ira.
Juanan Soria aprovechó la estancia en el antiguo Convento del Corpus Christi para completar Rostros de la masa, trabajo de fin de máster centrado en una serie multidisciplinar, con cuadros, animación, dibujo y pintura. La obra abordaba la identidad desde las miradas antropológica y sociológica. Si se le pregunta por el articulista de La Tronera, lo recuerda en ocasiones tomando un café o un whisky con Coca-Cola mientras compartía vivencias con los jóvenes. "Tenía la habilidad de escanearte con una mirada. Lo analizaba todo, y era un amante del arte", describe un creador que ahora ultima dos exposiciones —una individual y otra compartida— para la Husk Gallery, donde trabaja. "Me quedo con la libertad y hasta con el aburrimiento que sentí en Córdoba, porque la necesidad de producir es mala", analiza.
JOSÉ JAVIER DELGADO: "ES UN VIAJE MÁS INTERNO QUE EXTERNO"
José Javier Delgado Pulpillo (Úbeda, 1992) compuso un disco cuando estuvo en la decimoquinta promoción (2016-2017). Se titula Memoria de la luz y fue interpretado en una gira andaluza por la orquesta de jóvenes cordobeses dirigida por Alejandro Muñoz. Delgado Pulpillo vivió prácticamente en la sala de música, insonorizada para que tocase el piano; fue el único creador musical entonces. Y de aquellos días es deudor Off the record, su último disco y el primer proyecto que defiende como intérprete de piano.
"Estudié un año en el Conservatorio Superior de Música y me atraía mucho la idea de la interdisciplinariedad que promueve la fundación. La experiencia fue muy intensa", señala y asegura que es "un viaje más interno que externo". "Cada semana los compañeros nos reuníamos y me di cuenta de que los bloqueos no son exclusivos de un ámbito. De pronto el escritor opinaba de música y el músico, sobre pintura", abunda.
A su entender, el rédito más destacable de la iniciativa son las ganas de aprender resultantes, una vez los creadores regresan a la vida de fuera. "Hay colegas de profesión que después sacan obras muy grandes", atañe. Y sobre Gala, una reflexión: "Sus ojos infundían respeto. Siempre me criticaba por los títulos a mis piezas. Claro, por eso no soy escritor. Es de las mentes más brillantes que hemos tenido".
JUAN DOMINGO AGUILAR, POETA DE LA GENERACIÓN CONFINADA
Llegó la pandemia del coronavirus y a Juan Domingo Aguilar (Jaén, 1993) le pilló como parte de la decimoctava promoción (2019/2020). "El Gobierno decretó el Estado de alarma y los residentes estuvimos confinados durante meses, como el resto de la población. Nadie se infectó. Y fue una experiencia tremenda", recuerda el poeta, quien condensó aquel extraño lapso de tiempo en Carta desde la última trinchera, texto publicado en Diario Córdoba.
Aguilar se postuló para entrar a la fundación con su libro Anticine, publicado por la Universidad de Almería años más tarde, en 2022, como vencedor del premio José Ángel Valente. Ahora imparte cursos en la Escuela de Escritores de Madrid y se dedica a la gestión cultural con propuestas como el Festival Nanai, centrado en poetas hispanoamericanos de menos de 40 años.
"Mi generación fue la última que tuvo contacto con Antonio Gala. Me acuerdo que a veces salía a pasear con nosotros y conversábamos", señala. El jiennense reconoce que el talentoso autor lo marcó más como persona que como poeta. "De él me interesaba sobre todo su teatro", destaca, y reconoce que hay algo de Operación Triunfo en la vivencia. "Cuando vuelves al exterior es un poco traumático. Sin duda, lo recomiendo. Porque sales transformado de un retiro creativo único", opina el artista, inmerso en proyectos de narrativa y poesía.
"TENEMOS UNA HERMANDAD AMABLE CON LA FUNDACIÓN HUERTA DE SAN ANTONIO"
José María Gala dirige la FAG desde el año 2006, "un honor y un privilegio", posible por la idea "radicalmente genial, revolucionaria y clásica a la vez" del dramaturgo. En declaraciones a este periódico, el director remarca que habrá más propuestas con la Fundación Huerta de San Antonio: "Tenemos una amable y cómoda. Antonio Muñoz Molina nos abrió las puertas y seguiremos caminado juntos". Nicolás Berlanga Martínez, presidente del colectivo de Úbeda, valora así el acercamiento con la propuesta formativa en Córdoba:
La fundación de Gala ha dado posibilidades durante más de dos décadas a 300 artistas de países como Alemania, Holanda, Suiza, Cuba, Venezuela, Perú, Uruguay, México, Colombia, Japón, Taiwan, Estados Unidos, Ucrania, Marruecos, Brasil, Ecuador, Somalia o China. Sobre los jiennenses, José María Gala reparte elogios: "Son gente muy especial, de una tierra especial, tocados por una varita mágica, que es la que les da el poder de crear, como decía Antonio Gala. A buen seguro que seguiremos recibiendo creadores de Jaén".
Los consultados por este diario auguran un futuro de esplendor a la fundación aun sin la figura del líder, quien años atrás se echó voluntariamente a un lado y eligió a las personas que hoy pilotan la idea. "Si el apoyo de las administraciones continúa, Córdoba se corona. Ya ha pasado lo más grande de artistas y el legado seguirá", vaticina Paco Montañés. "Hacen falta oportunidades y entornos así para crear obras honestas", interpreta Juanan Soria. "Es una referencia en toda España. Me consta que el equipo directivo hace un trabajo muy laborioso", elogia José Javier Delgado Pulpillo. "Lo más importante es que la impronta de Antonio Gala sigue viva 22 años después", valora Juan Domingo Aguilar. "Él era un hombre culto, generoso, joven, incombustible e irónico. Siempre recordaré nuestras conversaciones, sus sabios consejos y su inagotable generosidad", concluye Rocío Gilabert.
Fotografía principal: Cedida por Paco Montañés.
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