JOVEN, MIGRANTE Y CON EL SUEÑO DE LA VIVIENDA
Sólo uno de cada 10 jóvenes de entre 25 y 34 años puede pagar una cuota hipotecaria o de alquiler; hablamos con tres jiennenses que emigraron para independizarse
Los jóvenes nacidos entre 1984 y 1994 afrontan un reto mayúsculo: ser independientes. Casi el 30% de los que tienen entre 25 y 34 años vive todavía con sus padres. Sólo uno de cada diez puede asumir con garantías la cuota de una hipoteca o de un alquiler. Los datos del estudio 'Jóvenes y vivienda 2020', elaborado por Aedas Homes Research, subrayan la emancipación como un reto mayúsculo en España.
Este diario habla con tres casos representativos: joven que asume por primera vez una hipoteca; joven que regresa a los estudios y a la casa familiar tras un periplo laboral en Martos, y joven que comparte piso mientras se labra una profesión, a la espera de ser autónomo. Los tres tienen un común denominador aparte de la franja de edad: dejaron atrás Jaén.
ÚLTIMO MES DE ALQUILER, PRIMERO DE HIPOTECA
"Nunca es el mejor momento para firmar una hipoteca. Pero si la decisión está tomada, hay que ir hacia adelante". Javier Hervás (Jaén, 1988) paga este mes junto con su pareja, Carla Bosch, de 29 años, la última mensualidad del piso de alquiler y la primera de la hipoteca de la casa que estrenará muy pronto en Elche, donde reside desde hace dos años. "En el confinamiento nos dimos cuenta de que es muy duro estar tres personas y un gato en 70 metros cuadrados", explica Hervás en entrevista con este diario. La pareja tendrá por fin intimidad —con el gato— en una vivienda nueva.
Javier Hervás trabaja de recepcionista en un hotel y también debutará en breve como autónomo, enfocado en el comercio electrónico. A la ilusión que le hace la andadura emprendedora se antepone una realidad: necesita más ingresos. Con 1.000 euros no podrá con todo, y eso que comparte gastos con su pareja. Según el estudio de Aedas Homes Research, elaborado a partir de más de un millar de entrevistas, el ahorro medio necesario para hacerse con una casa es de 34.194 euros. "Hemos pedido ayuda. No tenemos ese dinero", señala. La cifra promedio del informe es de 12.758 euros, muy lejos de lo necesario.
"Para ahorrar hay que tener un buen sueldo", valora con la experiencia que le da invertir prácticamente la mitad del salario sólo en gastos inevitables: vivienda, luz, agua, internet y comida. Con todo, es optimista porque las ayudas al turismo continúan en la comunidad valenciana gracias al apoyo de la Generalitat. "El Elche ha subido a Primera División. Es un revulsivo para el sector", dice. Hervas estuvo en ERTE desde marzo hasta julio. En ese tiempo cobró 800 euros.
DE SER INGENIERO EN VALEO A ESTUDIAR EN SUIZA
Juan de Dios Gómez (Madrid, 1993) ha vuelto vivir con su madre en Basilea (Suiza), donde ahora estudia un máster en Ingeniería Biomédica. Hace tres meses que dejó Jaén. Él fue ingeniero de producto en Valeo, donde cubrió varios proyectos. De Dios, con idas y vueltas, ha vivido prácticamente la mitad de sus primaveras en la provincia, entre Martos y Jaén capital. También ha tenido la suerte de acumular experiencias en Alemania, en Madrid y en Barcelona. Es decir, ha comparado y todavía compara.
De sus días de ingeniero en Martos recuerda que vivía sin compartir piso, ganaba 1.500 euros al mes y pagaba 425 por el alquiler de un piso. "No derrochaba, pero es cierto que me permitía mis viajes. Vivía bien", señala en entrevista con este medio. ¿Se planteó entonces comprar y formar parte de esa minoría que da un paso al frente y busca su propiedad? "No lo pensé, porque era inviable sin más ahorros. Y es uno de los grandes problemas que veo en España: la vivienda es muy cara en comparación con los sueldos. El terreno está sobrevalorado", lamenta.
El ingeniero sabe que la compra de una vivienda exige el pago de entre el 15% y el 20% del valor total. Asume que no ha tenido el tiempo necesario para ahorrar esos más de 30.000 euros que, como promedio, necesita un joven para estrenar casa. "Lo cierto es que yo no le doy tanta importancia al hecho de la propiedad, al menos por ahora", explica. "Unas de las razones por las que dejé mi trabajo en Martos es porque sabía que ya no iba a ganar más, que no iba a crecer. Sería como ser un funcionario. Y quería evitarlo, porque el dinero es también una motivación y si no evolucionas te resignas", resuelve.
Juan de Dios Gómez calibró la posibilidad de emprender cuando estaba en Barcelona y era empleado externo de Seat. Echó cuentas —alquiler de local y pago de impuestos— y desistió. "Menos mal que no lo hice: seguro que ahora tendría que cerrar por culpa de la pandemia", comenta.
PELUQUERO EN MÁLAGA: "MIS PADRES NO PUEDEN AYUDARME"
Juan Hernández (Jaén, 1993) tiene 27 años y desde hace tres y medio trabaja como peluquero en Málaga. Ha constatado que Jaén es más barata para vivir que la capital malagueña: "Mi hermana paga 300 euros de piso en Jaén. Yo necesito 900 euros para alquiler y gastos comunes", expresa en conversación con este periódico. Él comparte piso con dos compañeros más. Gana 1.000 euros.
Hernández forma parte del 60% de jóvenes que, según el estudio, no tiene apoyo familiar para adquirir una propiedad. "Ni me lo puedo plantear. Mis padres tampoco podrían ayudarme", dice al tiempo que apunta a una posibilidad que le da cierta esperanza: la hipoteca al cien por cien. En este caso, tal y como describe, la fórmula es igual que con el alquiler con la salvedad de un pago inicial muy inferior a una entrada común. "Son los gastos del notario, en torno a 12.000 euros. Me he informado y si eres menor de 30 años, el precio se reduce a 7.000", indica.
El peluquero remarca que el impacto del coronavirus hace aún más difícil cualquier idea de emancipación. "Se nota en todo, yo estoy en ERTE y trabajando. Ojalá que la vacuna en 2021 permita a la economía fluir", dice alguien que no puede —literalmente— ahorrar. "Si voy al dentista o, como ahora, me saco el carné de conducir, no me queda nada", apunta. En Jaén sólo encontró trabajos por horas. Sin cotización. "Yo ya no me planteo volver. Tengo mi vida hecha aquí", resuelve.
"Me he dado cuenta que en Basilea puedes vivir de alquiler con entre 650 y 700 euros. Los sueldos son más altos y los gastos fijos suponen un tercio del salario. Esa relación no se cumple en España, donde la vivienda es muy cara y los sueldos son más bajos. Hay inflación. España no es barata", argumenta Juan de Dios Gómez, que de momento tampoco se plantea volver a la provincia. "No lo haré, porque no me consta una empresa de mi sector que ofrezca trabajo y proyección", señala. Tiene amigos ingenieros en Jaén que están sin empleo. La provincia cerró noviembre con 53.498 parados, según los datos del Ministerio de Economía y Trabajo Social. "Mis colegas están igual. La mayoría no puede independizarse sin ayudas", tercia Javier Hervás. Tal y como publicó este medio, el perfil del comprador de viviendas en un verano halagüeño para el sector inmobiliario en Jaén responde a una persona adulta o jóvenes que han heredado. ¿Llegará la recuperación? ¿Traerá sueldos de 2.000 euros? "Eso es inimaginable", concluye.
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