Racionalismo arquitectónico en Jaén: la estación de autobuses
En 2024 se cumplen 75 de la construcción de las instalaciones, que supusieron una auténtica revolución estética en la arquitectura de la capital jiennense de la época
Por aquello de que desde Belén y San Roque sale la primera procesión de la Semana Santa de Jaén, quienes elijan para verla los aledaños de la parroquia del barrio tienen hoy una ocasión que ni pintada para aprovechar la embestida y, cambiando de tercio, acercarse hasta la estación de autobuses.
No para tomar la pava y alejarse, sino todo lo contrario: para adentrarse en la historia de unas instalaciones que en 2024 cumplen tres cuartos de siglo, setenta y cinco tacos, sus bodas de brillantes.
Ahí está pese a las controversias, como la Puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempo desde aquel ya lejano 1949 en que abrió sus puertas y a fuerza de escupir o absorber coches de viajeros, empezó a convertirse en elemento consustancial al centro de la geografía jaenera.
Todo un hito del racionalismo de la primera mitad del XX, esa arquitectura de vocación funcional que tiene en la curva una de sus principales características, evidente en la edificación protagonista de estas páginas digitales.
Fueron sus primeros proyectistas Julián Laguna, autor de algunas de las intervenciones urbanísticas más destacadas del Madrid de los años 50, y Francisco López Rivera, uno de los arquitectos que más obras firmó en el Jaén de su tiempo, pasando por los nuevos planos del alicantino Severiano Sánchez Ballesta y el madrileño Manuel de la Peña, hasta llegar a Antonio Querejeta (quien firmó el resultado definitivo),
Una verdadera novedad para los jaenitas que, por aquella época, aún tenían en la sombrerería de Cámara una referencia estética imprescindible para su atavío personal.
Tiempos de autobuses de los que se salía 'guarnío' y camaradería de tertulia señera en la terraza del Hotel Rey Fernando, cuyas fotos firmaba Antonio María Sánchez, arquitecto municipal que se cuidaba de adquirir cámaras tan a la última que hasta le permitían ser fotógrafo y fotografiado a un tiempo.
¿Y esa torre de cuatro vanos y tres relojes, actualmente disparatados en lo que a cumplir su función primordial se refiere? Más de una vez ha compartido temores con la desaparecida bóveda del Camarín de Jesús, que al final terminó cayendo no bajo la piqueta, de tan ruinosa. O con el mismísimo teatro Cervantes... Cosas de Jaén.
Pero su estación (desde 2006 incluida en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz) no, que mientras se le busca nuevo espacio en el callejero de la capital pasan los años y, de aquí a nada, celebra el siglo.
La estación de autobuses, en plena construcción. Foto: Archivo de Javier Cano. [/caption]
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