RETRATO DE UN MÚSICO ETERNO
Ochenta años se cumplen, este 2023, de la trágica muerte del maestro Cebrián, que alumbró el Himno de Jaén, Churumbelerías o la mítica marcha Nuestro Padre Jesús, jaenerísimas partituras que convirtieron al músico, director y compositor toledano en perpetuo hijo adoptivo de la capital
Desde 1965 (cuando el Padrón Municipal la recoge por vez primera), una calle en el barrio jiennense de Loma del Rollo emula el homenaje que la capital de su Toledo natal o el municipio valenciano de Liria le rinden a Emilio Cebrián Ruiz (1900-1943) en su mapa urbano.
Pero ni su patria chica ni la última tierra que tocó su carne viva le tributan la inquebrantable devoción que destila Jaén hacia el músico, compositor y director que se cuajó algunas de las partituras más jaeneras del repertorio que cualquier banda u orquesta pueda ejecutar.
El mismísimo Himno de Jaén, Churumbelerías, Ragón Fález, Jesús Preso, Juanito Tirado, Himno de los Cruzados de Nuestra Señora de la Cabeza, Bailén, Los amigos del campo, Olímpica, Ramón Montes... (detalla su hermano Francisco en la nota biográfica que con motivo del homenaje que en 1978 le rindió Jaén, tuvo a bien enviar a petición del Ayuntamiento, y que este periódico ha podido consultar):
Son solo algunas de las obras rubricadas por el maestro en las que el mar de olivos adquiere todo el protagonismo, a las que hay que sumar la legendaria e inmarcesible marcha Nuestro Padre Jesús, que desde comienzos de la Cuaresma no deja de sonar y estos días, ya en capilla para la Semana Santa 2023, se eleva a categoría de banda sonora indiscutible.
Eterno en su legado, Cebrián renueva cada día su prestigio de la mano de quienes fijan la mirada en cualesquiera de sus composiciones, auténticos monumentos de la música de banda.
Y hablando de monumentos, a las mismísimas puertas de la casa secular del protagonista de la que muchos consideran su obra cumbre, El Abuelo, cuenta don Emilio con monolito propio, busto tallado en piedra por Constantino Unghetti y placa conmemorativa, desde 1978 en el antiguo Parque de la Victoria y trasladado, en 2022, a la vera de los cantones).
Lo que sumado a su nombramiento oficial como hijo adoptivo de la ciudad del Santo Rostro (en 2001) hacen de Jaén la capital 'cebrianesca' por excelencia.
Este sábado de Pasión que desemboca directamente en paisajes de palios, canastillas, mantos y cera, Lacontradejaén recuerda al hombre y al artista que, hace ocho décadas, se asomó a un balcón levantino con el último cigarro de su vida entre los labios, batuta de alquitrán ante el atril de la muerte.
INOLVIDABLE PARA LOS JIENNENSES QUE LO CONOCIERON
Francisco Espinosa García-Olalla, jaenero de 1927, vio de cerca en varias ocasiones al creador de Churumbelerías, y así lo evoca en una entrevista publicada en la revista de la Antigua, Insigne y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores del año 2021:
"Era un tío simpático, le gustaba la música con locura y renovó la banda [Municipal de Jaén], que hasta que él llegó era una banda de pueblo; recuerdo que hizo el Himno a Jaén con uno que estaba en Hacienda..., Federico de Mendizábal".
Espinosa apostilla: "Cebrián era un hombre muy bueno, que hizo una banda de categoría con la que tocaba los sábados y domingos, en la Plaza de Santa María".
Uno de ellos, precisamente, el 24 de marzo de 1935, sonarían por vez primera vez para todos los oídos de aquí los compases de Nuestro Padre Jesús, eterna desde entonces.
Como relataba a este periódico, hace pocos meses, el recientemente fallecido Rafael de Mendizábal, hijo del autor de la letra del primitivo Canto a Jaén, "Cebrián era muy vehemente, muy entusiasta", y añade:
"Por eso mi padre y él coincidieron siempre, y después de ese conocimiento primero ya nunca dejaron la amistad, hasta su muerte [la de Cebrián]. Eso fue un gran golpe para mi padre, no podía creérselo".
Sobre la pérdida del que fuera director de la Banda Municipal de Música de Jaén entre el 19 de octubre de 1932 y el día de su muerte, también en octubre pero de 1943, Rafael aventuraba:
"Cebrián, por los avatares de la vida y la guerra (que acababa de terminar), no había podido tener ningún momento agradable, y en Liria [Valencia] si no recuerdo mal, se cayó por un balcón que no estaba protegido, con los consiguientes rumores, que yo creo que carecían de fundamento... Allá él si quería hacerlo, soy partidario de que cada cual debe cumplir su vida según su criterio".
Comentarios hubo, en su día, al respecto, si bien todo parece indicar que lo que se llevó a aquel creador de belleza que fue Cebrián falleció víctima de un lamentable siniestro minutos antes de dirigir a la banda de Liria, adonde había acudido con su hermano Francisco. No pudo ser.
"Desgraciadamente el espectáculo 'mano a mano' de los Cebrián no llegó a celebrarse, pues cuando ya el público del teatro esperaba verle aparecer en el escenario, Emilio se asomó a una puerta-balcón sin balaustrada ¡y cayó, precipitándose al vacío!", recogió, en 1983, la profesora del Conservatorio Jacinto Guerrero, de Toledo, Manuela Herrejón Nicolás, en la revista Temas toledanos.
"Tuvimos tanta pena que nadie en la familia quisimos reclamar nada de nada. Y a mí me quedó de pensión, como viuda de músico, un duro solamente", explicaba su viuda, Valentina Ruiz, a Herrejón.
APROXIMACIÓN BIOGRÁFICA
Hijo de Baldomero y Norberta (reza en la tumba de los Cebrián Ruiz del camposanto toledano de Nuestra Señora del Sagrario), fue el primero de los tres hijos del matrimonio, junto con el ya citado Francisco (muerto en 1998) y la única niña, Mari Luz (1917-2014).
Curiosamente, en dicho cementerio existen dos sepulturas con el nombre del músico: una (donde, según el director marteño Gerardo Navas) reposan eternamente los restos del insigne autor en compañía de sus padres y hermanos y otra que conserva la inscripción "Maestro Cebrián" en su frente pero sobre cuya losa campea un nombre femenino, que no es desde luego el de su viuda y paisana.
Pero, ¿cómo empezó la carrera musical del ilustre protagonista de este reportaje? Su propio hermano lo dejó negro sobre blanco en las páginas de su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, de la que formó parte también don Emilio:
"Comenzó sus estudios musicales en esta ciudad imperial en la academia de música del maestro don José Blanco, más tarde comenzó los estudios de armonía y de piano con el organista de la catedral toledana don Francisco Saizar Victoria, y seguidamente, por iniciativa de este profesor, pasó a dar clases con el ilustre director de la Banda de Alabarderos de Madrid don Emilio Vega Manzano, el cual le tuvo entre sus discípulos predilectos".
En opinión de Francisco Cebrián, Emilio "era un inspirado compositor de obras de todos los géneros, un experto transcriptor de obras propias y extrañas y un afamado director de bandas de música civiles, entre ellas de las Municipales de Talavera de la Reina y Jaén".
Manuela Herrejón Nicolás certifica la afición de Cebrián a la música "desde muy temprana edad", hasta el punto de asistir "con un grupo de niños a una academia", y cuenta cómo "poco más tarde y venciendo la oposición de sus padres" ingresaría como "educando" en la banda de música de la Academia de Infantería de Toledo, donde obtendría plaza fija, en poco tiempo, como "músico de segunda" al requinto.
"El entonces maestro de capilla de la catedral primada de Toledo, Francisco Saizar Victoria, contribuyó asimismo a su formación musical, al tiempo que iba cursando sus estudios de Piano y Armonía en el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, con excelentes calificaciones. En breve ingresa como clarinete en la orquesta del Teatro Municipal de Rojas", aclara la docente.
Pasado el tiempo, las batutas de las bandas talaverana y jiennense convertirían al director en referente en su ámbito; ahí están los parabienes que su labor al frente de ambas formaciones le procuraron:
"Aunque contaba con muy pocos músicos y un instrumental precario, Emilio Cebrián no se amilanó. Era un hombre extraordinario, amigo de todos, sin importarle categorías ni condicionamiento social. A todo el mundo hacía partícipe de sus proyectos y comentó lo que esperaba de aquella banda, lo que él deseaba ardientemente para Talavera, a la que quiso apasionadamente, por lo que contra viento y marea hace una reparación a fondo y prepara su primer
concierto o presentación", con palabras del periodista Eladio Martínez.
Y de él aseguraba el director musical León María Ayuso (colaborador suyo en la ciudad de la cerámica de Ruiz de Luna: "Tenía muy buen carácter, simpático, dinámico ..., aunque en el atril muy exigente".
Solo el boceto, modestísimo, del retrato definitivo de un artista que allá por donde pasó dejó un rastro memorable y cuya obra, ocho décadas después de decirle adiós a este mundo, continúa vivísima en plazas de ciudades y pueblos, teatros e itinerarios procesionales.
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COMENTARIOS
ANGEL RUIZ GARCIA Abril 01, 2023
Muchas gracias, Javier Cano, por esta completa semblanza de nuestro queridisimo Emilio Cebrián al que tánto admiramos los amantes de la música, que nunca podremos agradecerle bastante lo que hizo por ella y por nuestro Jaén. Honor y gloria para Emilio Cebrián.
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