LA OTRA 'RESURRECCIÓN'
Sectores económicos vinculados al universo cofrade más afectados por el parón de la pandemia respiran aliviados de la mano de unas inminentes procesiones que les han 'devuelto la vida' tras dos años de auténtica 'penitencia'
Una auténtica 'resurrección'. En ese ambiente positivo, de vuelta a la vida, trabajan a día de hoy muchos de los profesionales vinculados a la celebración de la Semana Santa de la mano de una Pasión (la de 2022) que si para el ciudadano de a pie comenzará el próximo 10 de abril y se cerrará el Domingo de Pascua, para el sector ha supuesto (desde ya hace algunos meses) un verdadero (y esperado) 'reinicio'.
Si en plena Cuaresma de 2021 este periódico recababa la agónica opinión de un buen número de directos afectados jiennenses por la suspensión de las procesiones durante dos años consecutivos, el tono de las respuestas con las que contestan a la llamada de Lacontradejaén doce meses después cambia como de la noche al día: rezuma satisfacción, destila alivio.
De estar al borde de la nada (como se confesaba el mismísimo Raymond Charler) a bañarse en la casi total 'normalidad'. "¡A ehta eh!", o lo que es lo mismo pero en la lengua de Jaén: pasen y lean.
2022: EL 'RESPIRADERO'
Si no fuese por los respiraderos que los bellísimos canastos de los tronos disimulan, más de un costalero se las vería y se las desearía para volver a casa por su propio pie después de soportar el peso de su principal devoción sobre la cerviz.
Lo mismo que les ocurre a los profesionales del sector cofrade, dueños de talleres colapsados por el desuso que, a finales del verano pasado, empezaron a reabrir tímidamente sus puertas para atender los primeros encargos de las hermandades más echadas para adelante, las que tenían claro que en 2022 solo la lluvia podría impedirles tocar calle. Un asunto, por cierto, que está por ver, que puede aguar la fiesta pero bien.
Hablando de bien...: "Bien, bien, trabajando" contesta a la llamada de este diario digital el dorador rumano Daniel Nicolau Badulescu, con tres lustros ya de residencia en Linares que lo han hecho más de allí que la taranta.
Todo lo contrario que el año pasado, cuando tuvo que optar incluso por pluriemplearse para llevar a su mesa lo que, hasta la irrupción del coronavirus, conseguía holgadamente con su talento artístico.
"El trabajo ha vuelto a la normalidad, sí; yo hace ya unos cinco meses que empecé a recibir llamadas de cofradías, y desde entonces no he parado. Todo está en marcha", celebra.
Cargado de tarea, de encargos, sí, pero lo tiene claro: "No voy a dejar la empresa donde estoy, aunque tenga mucho trabajo. No quiero volver a verme en la misma situación que me vi por culpa de la pandemia, y más como se están poniendo las cosas de feas en Europa", advierte. La guerra, que es un monstruo grande y pisa fuerte, cantaba Leon Gieco.
Sea como sea, provincias como Málaga o Sevilla o el propio Jaén disfrutarán, en nada y menos, de las creaciones de Badulescu, cuya singularísima técnica le abre, poco a poco, las puertas más difíciles de cruzar.
En la misma línea se pronuncia Gabriel Escabias, reputado músico y director cofrade jiennense cuyo argumento, positivísimo, suena igual de alegre que los primeros compases de Amargura jaenera, la marcha del granadino Juan Antonio Barros.
"El parón nos ha afectado mucho, ha habido gente que ha optado por otros 'hobbyes' y eso lo han notado muchas bandas, pero todo empezó a animarse el pasado otoño con los conciertos en las plazas, hubo muchos eventos y se regresó también a los ensayos", aplaude.
De esta forma, uno de los colectivos más sacudidos por la falta de procesiones puede soltar aire, respirar, y a estas alturas acumula contratos a lo largo y ancho de la geografía pasionista andaluza.
"Nosotros, en El Despojado, vamos a estrenar uniformes, y La Estrella también". Una verdadera 'revolución' si se tiene en cuenta que, durante estos últimos dos años, la mayoría de formaciones se las veían y se las deseaban no solo para invertir en nuevo vestuario o afrontar la grabación de un disco ("proyectos en ruinas lo llamaría Ortega)), sino en cuestiones tan básicas como pagar los locales de ensayo o adquirir instrumentos.
"Gracias a Dios el tema económico, con la llegada de la próxima Semana Santa se podrán saldar las deudas contraídas", concluye en tanto lamenta la desaparición de formaciones a consecuencia de la crisis del Covid-19.
¿Y el mundo del bordado, uno de los que más se lucen durante los itinerarios? "Hay mucha actividad, todo se ha reactivado", sentencia el bordador baezano Manuel Lozano, que desde poco después del verano no para. "No me puedo quejar", manifiesta.
Ya en 2021 'presumía' el artista de no atravesar, precisamente, un bache en su trayectoria; como mucho, advertía de la ausencia de pedidos vinculados a grandes formatos y, eso sí, se lamentaba del calvario que muchos de sus compañeros de gremio atravesaban a cuenta del Covid.
Una situación que desagravia el buen número de estrenos proyectados para 2022 en este ámbito (solo en Jaén capital, las calles acogerán tres nuevos palios entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección: La Trinidad, El Silencio y El Resucitado): "Se ha ido animando la cosa para todos", exclama.
El propio Lozano cuenta con dos estrenos "de primer orden": "Tengo que entregar dos túnicas para la Semana Santa de Úbeda, para El Prendimiento y para La Sentencia", detalla, satisfecho.
A Manuel Bellido le dan vela en este entierro (nunca mejor dicho lo de la vela, no lo del entierro) las décadas de presencia inexcusable en los cortejos penitenciales no solo del Santo Reino, sino de todo el orbe semanasantero.
Ahí están sus cirios y candelerías que alumbran, con el prestigio de su firma, las tardes noches de la Pasión y los rostros de las Dolorosas.
Ensolerada cerería tradicional que, si bien comienza a ver la luz al final del túnel, aporta a este reportaje el todavía menos celebratorio de los testimonios:
"El problema nuestro es que la cera no se echa a perder, y entonces se guarda de un año para otro. Nosotros fabricamos la cera para la Semana Santa de 2019 y como se suspendió, se quedó ahí guardada. Lo mismo pasó en 2021. Ahora tenemos trabajo, no podemos decir que no, pero no el que podíamos tener; estamos tapando huecos, lo que le falta a alguna hermandad que ha celebrado cultos y ha usado algunas de esas velas, eso es lo que estamos reponiendo", explica.
O lo que es lo mismo: que las cofradías cuentan aún con los velones en sus casas de hermandad, por lo que de encargos multitudinarios, nanay de la China, hablando en castizo.
Con estos mimbres, y más o menos a la mitad de cifras de producción que en años anteriores, Cera Bellido confirma que, si bien logró salir del ERTE que se vio obligada a asumir, por ahora solo ha podido recuperar a cuatro de los ocho trabajadores que tuvo de dejar fuera de actividad a causa de los efectos devastadores de la pandemia.
Testimonios, en general, que dejan más que claro que el mundo cofrade también despierta (aunque con diferente ritmo en el desperezamiento) de la pesadilla del coronavirus.
Únete a nuestro boletín