El sector agrario se echa a la calle con el olivar en el punto de mira
El campo andaluz se movilizará el 5 de septiembre en Córdoba para exigir un cambio en la política agraria europea que garantice el sistema alimentario
No es la primera vez que agricultores jiennenses se desplazan hasta Córdoba en defensa de sus intereses. En febrero de 2020, antes de que comenzara el Estado de Alarma por la pandemia de Covid-19, olivareros de ambas provincias se unieron para cortar la A-4. En aquel momento, el problema estaba en los bajos precios, que nada tienen que ver con los actuales. Ahora, ni ellos mismos quieren el aceite de oliva tan caro; no les beneficia. Demandan una solución estructural, no coyuntural, tal y como hicieran hace tres años. Esa petición no ha cambiado.
Y como las políticas marco que se están aprobando no les convencen, al igual que al resto del campo andaluz, han decidido echarse de nuevo a la calle. Las organizaciones ASAJA, COAG, UPA y Cooperativas Agro-alimentarias se concentrarán el 5 de septiembre en Córdoba. Lo harán "en defensa del modelo social y profesional de agricultura, amenazado por las políticas de la UE, y para exigir soluciones políticas coherentes en materia de cambio climático y seguridad alimentaria".
Es la respuesta a la actual situación de debilitamiento de la agricultura y la ganadería andaluzas a consecuencia del encarecimiento de los costes de producción, la sequía, la falta de rentabilidad y la creciente competencia "desleal", como ellos denuncian, de terceros países. Una suma de factores que, a su modo de ver, pone en jaque la soberanía alimentaria de la agricultura andaluza y el futuro de la principal región agraria española.
El campo andaluz aprovechará la celebración de la reunión de los ministros de Agricultura de la Unión Europea, que contará con la asistencia del comisario europeo de Agricultura y Desarrollo Rural, Janusz Wojciechowski. Reclaman un cambio en los planteamientos comunitarios que permita proteger el tejido productivo andaluz -y el europeo-, así como la seguridad alimentaria del conjunto de la ciudadanía.
El sector agroalimentario andaluz acumula dos años de estrechos márgenes como consecuencia del encarecimiento de los inputs, que se ha visto agravado por la guerra en Ucrania. El incremento del precio de fertilizantes, fitosanitarios, plásticos, gasoil o electricidad, entre otros, provocó un aumento de los costes de producción superior al 35% en 2022, según datos de Eurostat. Si bien este ascenso se tradujo en un incremento del valor de los alimentos en su origen (por encima del 25%), la realidad es que agricultores y ganaderos continúan trabajando en una situación ruinosa, que ha empujado a muchos de ellos a abandonar sus explotaciones.
La pérdida de cosecha por la falta de precipitaciones y las elevadas temperaturas es especialmente preocupante en sectores como el aceite de oliva, que en un solo ejercicio llegó a disminuir su producción en un 49% -al pasar de los 1.151 millones de toneladas molturados en la campaña 2021-2022 a las 587.000 toneladas, en la 2022-2023-. O en sectores como el de los cereales, en el que se estima una pérdida del 52% de la cosecha, y la ganadería, donde se han disparado especialmente los costes de producción ante la falta de pastos para alimentar a los animales y el encarecimiento de las materias primas por el conflicto bélico.
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