MICHAEL JACOBS, VIAJERO UNIVERSAL DE FRAILES
Jackie Rae, compañera del escritor, y Jon Lee Anderson, reportero de The New Yorker, interpretan el vínculo íntimo del hispanista con su 'Andalucian Village' en el décimo aniversario de su muerte
Michael Jacobs nació en Génova (Italia, 1952), creció y se educó en Inglaterra, viajó y escribió sobre medio mundo y eligió un hogar, Frailes, del que pudo despedirse antes de morir el 11 de enero de 2014. Diez años después del adiós del hispanista, dos de las personas que mejor lo conocieron interpretan el vínculo íntimo que desarrolló con su 'Andalucian Village', como describió a Frailes en la versión original en inglés de La fábrica de la luz. Jackie Rae, la mujer que lo acompañó cerca de 40 años, y el reportero Jon Lee Anderson, que enseguida captó el carisma del hispanista hasta sentirlo como un amigo de siempre, interpretan por qué el viajero universal, el hombre que volaba de Granada a Cartagena de Indias (Colombia), construyó algo más que una casa —una identidad— en la villa del agua de Jaén.
"A Michael le encantaban hacer todas las cosas del pueblo: la matanza, la representación teatral de Los Pasos, la Noche de Reyes, la Fiesta del Vino... También encontró amigos muy especiales en Frailes", expresa en declaraciones a este periódico Jackie Rae, quien simultanea su vida en Londres con la del pueblo de la Sierra Sur, donde es conocida y querida por los vecinos.
La que fuera íntima del escritor recuerda que Jacobs pasó buena parte de su niñez en el extranjero. Llegó a conocer tantos lugares y tantas culturas que, aunque nunca fue una apátrida, sí que parecía huérfano de una tierra firme. De la idea de sentirse parte de un sitio. Todo cambió a partir del verano de 1999, cuando por primera vez pisó Frailes y pasó a vivir por un tiempo en un alojamiento ubicado justo encima de la Discoteca ¡Oh!, hoy El Laurel. "Así encontró su verdadero segundo hogar", apunta Rae.
Jon Lee Anderson sitúa de memoria su primer encuentro físico con Michael Jacobs a mediados de la primera década de los 2000, en Granada. Colegas del oficio de contar, ambos se admiraban y fue entonces cuando sembraron la semilla para ser íntimos, aun con la frenética actividad de Anderson como reportero de guerra. “El Hay Festival hizo un encuentro en Granada y ahí nos conocimos. Tuve esa sensación de hacer amistad con alguien como si lo conociera desde hace tiempo", rememora en una entrevista para Lacontradejaén.
"SE ENAMORÓ DEL PUEBLO POR RAZONES PROPIAS"
A partir de ese primer encuentro, el periodista de The New Yorker visitó Frailes con frecuencia y estuvo en la casa de Jacobs, hermosa a los pies de la ermita del Calvario. El cronista estadounidense tiene aún presente sus travesías desde Salobreña (Granada), donde tiene su residencia andaluza, hasta la Sierra Sur de Jaén en un paisaje marcado por los olivos. Ahí, Jon Lee Anderson conoció poco a poco el tejido de amistades de Michael, ninguna tan genuina como la que labró con Manuel Ruiz 'El Sereno', quien murió a finales de 2012; Jacobs estaba en ese momento en Colombia documentándose para El ladrón de recuerdos. Juntos protagonizaron una historia épica: la reapertura del Cinema España con la complicidad de Sara Montiel, presente en el reestreno de El último cuplé.
Entonces, ¿por qué se ancló el inglés en Frailes hasta el punto de ser uno más? Enamorados del pueblo todavía advierten cierto misterio en la conexión. "Sin llegar a saber la verdad, creo que Michael buscaba un sitio para sentirlo propio. Nació en Italia, era inglés, judío e italiano. Vivía en Londres, una gran urbe cosmopolita donde cualquiera puede vivir, pero sin arraigo", reflexiona Jon Lee Anderson. Y añade: "Siempre tuve la sensación de que él se sentía desarraigado y cuando encontró Frailes decidió que era su sitio, lo hizo suyo. Se enamoró del pueblo por zonas propias y que no son transferibles; se sentía feliz cuando estaba ahí".
Hubo fraileros como Lolo Caño o María del Carmen Jiménez que coincidieron en la interpretación de La fábrica de la luz: querían aún más al pueblo por la forma en que Jacobs había retratado la villa con licencias propias de la literatura. "Personajes como 'El Sereno' le parecieron figuras reales y le inspiraron de una forma especial. La novela tocó fibras interiores distintas a los libros que hizo antes destinados para un público más erudito", apunta Jon Lee Anderson.
LA BECA DE 'LOS MIGUELITOS' CUMPLE SU PRIMERA DÉCADA
Aparte de los más de 30 libros que publicó, Michael Jacobs ha dejado un legado muy vivo, la beca de crónica viajera que lleva su nombre, impulsada por The Michael Jacobs Foundation for Travel Writing con el apoyo de la Fundación Gabo y el Hay Festival. "El hermano de Michael y yo pensamos que sería una gran idea usar parte del dinero de la familia para financiar un premio. Michael animó a los escritores a trabajar siempre que pudo y le pareció una idea muy buena seguir haciéndolo en su nombre", recuerda Jackie Rae acerca de una propuesta que ha cumplido su primera década de vida.
El argentino Miguel Velárdez es el décimo ganador del certamen y, con la ayuda 10.000 dólares que concede la beca, publicará Migrantes laborales, un libro centrado en los trabajadores procedentes de toda Argentina y países vecinos que buscan empleo en la remota provincia de Santa Cruz, en la Patagonia argentina. "Cada año, cientos de trabajadores no solo argentinos, sino también ciudadanos de países vecinos como Paraguay, Bolivia y Chile llegan con la ilusión de forjar un nuevo destino próspero y estable. Pero no todos podrán superar las adversidades del clima; además deben enfrentar lo más duro: el desarraigo. Todo eso en medio de un paisaje en el que los lugareños dicen tener los mejores cielos del mundo", explica a este periódico desde Argentina el autor, todavía inmerso en el reportaje. "Considero que todos los cronistas tenemos un tema en la cabeza que nos da vueltas y vueltas y que, pensamos, algún día poder escribir, concretarlo y sobre todo en formato libro", expresa en declaraciones a este medio Velárdez, quien destaca el prestigio del certamen y asegura que lo sigue desde la convocatoria inicial.
El primer libro que leyó de Michael Jacobs fue El ladrón de recuerdos y quedó prendado del encuentro entre el inglés y Gabriel García Márquez en un club nocturno de Cartagena. "Es un texto que está cargado de ternura, magia, pizcas de humor y nostalgias. Con solvencia entrelaza la figura del autor colombiano y Jacobs cruza chispazos de la vida de su padre y de su madre sobre la pérdida de la memoria", describe. "También recuerdo un párrafo en el que define a Gabo como un caimán que observa desde la orilla y lo describe con su bigote inconfundible, su pelo grueso y rizado, de amplias entradas, sus grandes gafas y sus ojos oscuros, hundidos", continúa. "Y lo mismo sucede con Frailes. Leer a Jacobs sobre su descubrimiento del pueblo hechiza y contagia entusiasmo por llegar a la tierra que supo adoptarlo como a un hijo propio", añade.
Hasta la pandemia, prácticamente todos los ganadores visitaron Frailes y conocieron el Macondo andaluz de Michael Jacobs gracias al trabajo de la extinta asociación Maelse. Manuel Caño y Mercedes García, íntimos del hispanista, han puesto su casa al servicio de 'Los Miguelitos', como cariñosamente bautizan a los becados y como 'españolizaban' el nombre de su amigo. Álex Ayala (España/Bolivia), Federico Bianchini (Argentina), Sabrina Duque (Ecuador), Diego Cobo (España), Ernesto Picco (Argentina) y J. S. Tennant (Inglaterra) anduvieron en territorio jiennense y participaron en las jornadas literarias creadas por el propio Michael Jacobs y continuadas por 'Maelse'.
"El impacto de la beca me ha sorprendido. Cada año hay más propuestas y los sellos editoriales están interesados no sólo en publicar a los vencedores; también a los finalistas", valora Jon Lee Anderson, jurado del certamen, quien destaca la heterogeneidad de los autores. "Hay propuestas tan diferentes como Aterrizar en el mundo de Abraham Jiménez Enoa, un cubano afincado en Barcelona, que no pudo salir de La Habana hasta los 33 años, o la de Ernesto Picco, que se atreve con las historias de las Islas Malvinas", señala y cuenta que un acto relacionado con la beca en Cartagena de Indias (Colombia) llegó a reunir a más de 300 personas. El colombiano Santiago Wills ganó la convocatoria de 2021 con La sombra del jaguar, una serie de crónicas que ahondan en un animal cargado de simbolismo, y al año siguiente lo relevó Federico Guzmán Rubio (México) con Sí existe un lugar así: viaje a las ruinas de las utopías latinoamericanas, un libro de crónicas de viajes para narrar el camino a través de las huellas que dejaron algunas utopías latinoamericanas.
LA MIRADA LIBÉRRIMA PARA CONTAR EL MUNDO
Al entender del periodista americano, hay un rasgo común en los nuevos cronistas que recogen el testigo del escritor inglés. "Todos son narradores que quieren empujar la raya del conocimiento y descubrir el mundo en el mejor sentido de la expresión. Hemos buscado obras que casen con el espíritu de Michael en vida, alguien intelectualmente curioso y desprovisto de prejuicios", puntualiza.
Jackie Rae se resiste a discernir entre la persona y el autor. "Realmente no puedo definir a Michael. Para mí no fue un escritor, sino mi querido compañero durante 37 años. ¡Tuvimos un montón de aventuras y risas juntos!", recuerda.
"A los periodistas jóvenes siempre les doy el mismo consejo: el truco pasa por dejar tu bagaje social en casa. Si vienes de familia rica o humilde, si eres de un país o de otro, déjalo en casa. Intenta conocer a los demás sin tus gafas habituales y lo que escribas saldrá mejor", abunda Jon Lee Anderson, quien entiende que Jacobs supo respetar a todos y esa manera de vivir está reflejada en su obra. "Para nosotros, los cronistas que participamos en la beca, Jacobs puso a Frailes como un faro al que buscamos llegar alguna vez en la vida", tercia Velárdez. El viajero universal gozó hasta el último día del cariño de su pueblo jiennense, la toma a tierra que eligió para sentirse arropado en la tarea de entender y contar el mundo.
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COMENTARIOS
francisco ballesteros perez Febrero 10, 2024
como personas tan interesantes intelectualmente pueden ser tan ignoradas en jaen
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