Una familia en vilo hasta que Pancho regrese a su hogar
La querida mascota de los Muñoz Jiménez, en Úbeda, desapareció en extrañas circunstancias el pasado octubre, y sus dueños ofrecen incluso una recompensa por él
Según Cicerón, 'el perro nos espera fielmente'', pero al gran filósofo y político romano se le pasó añadir que, en ocasiones, sus dueños también conservan la esperanza de reencontrarse con su mascota hasta los límites de la fidelidad.
Que se lo digan, si no, a José Antonio Muñoz y Ana Jiménez, los 'papás' de Pancho, un precioso bodeguero de cuerpo blanco y testa entrepelada, de tres años de vida, que falta de su hogar desde el pasado 29 de octubre en Úbeda, con lo que eso lleva de incertidumbre y dolor para quienes, allá por 2021, lo recogieron mientras caminaba desorientado y le procuraron eso que los canes tanto valoran: calor.
"Mi marido es agricultor, y un 23 de agosto de hace tres años se lo encontró perdido en el campo, mientras él trabajaba en las olivas. Apareció por detrás, le tocó con la nariz mojada por la espalda y cuando mi marido vio en el estado de abandono en el que estaba y lo acarició, lo llevamos al veterinario y como no tenía chip ni dueño conocido, decidimos quedárnoslo".
A partir de ese momento, a Pancho (como al perrito del conocido anuncio televisivo) le tocó la lotería y encontró en casa de este matrimonio todo el cariño del mundo: "No hemos podido tener hijos, así que para nosotros es eso, un hijo".
¡Cómo no van a estar, entonces, como están! "Superarlo no lo vamos a superar; cuando se muere lo aceptas, sabes dónde está, pasas página por así decirlo, pero no saber dónde y cómo está, qué han hecho con él, si lo estarán tratando bien... Se te pasan muchas cosas por la cabeza", lamenta Ana.
UNA EXTRAÑA DESAPARICIÓN
Pero, ¿dónde está Pancho, cómo desapareció de sus vidas, al menos físicamente? "No es la primera vez que se pierde; a los cuatro o cinco meses de recogerlo desapareció en el mismo olivar donde lo encontramos, pensábamos que se había perdido y resulta que se le había escapado, con cinco meses, a su antiguo dueño, y había estado deambulando tres meses hasta que mi marido lo encontró. Dice su antiguo dueño que había vuelto a su antigua casa, en Santa Eulalia. Y a los nueve días, tras buscarlo, nos lo trajo", comenta, compungida, la propietaria de la mascota.
Una mujer que, como su esposo, tiene más que claro que su querido perro no se ha ido por voluntad propia: "Creo que no se ha perdido, pero no tenemos pruebas. esta vez se lo han llevado", sentencia, y apostilla:
"Fue una cosa extraña, mi marido estaba cogiendo aceituna de agua para machacarla, con un amigo, y el perro estaba a sus pies. Pasaron dos cazadores por allí, porque las olivas de mi marido son coto de caza y estaría la veda abierta, y como mi perro era muy zalamero con los demás perros y se iba a churretear y a ver quién mandaba más de los dos, fue oír los podencos y mi marido preguntó a su amigo si Pancho seguía a sus pies; la primera vez estaba, pero la segunda vez, cuando oyó ladrar a los podencos, ya no estaba".
Todo ocurrió en el camino de San Bartolomé, cerca de Santa Eulalia: ahí empezó el viacrucis de los Muñoz Jiménez, que han pasado de la alegría cotidiana a la tristeza diaria sin que nada ni nadie les conduzca, de nuevo, hacia Pancho.
Un animalito que, para más inri, padece leishmaniasis "desde la pasada primavera", lo que lo obliga a recibir el tratamiento veterinario prescrito: "Empezó con un jaraba y ahora tomaba dos pastillas, eso nos da más desesperación; no creo que hayan llevado a un veterinario a un perro robado", se duele su propietaria.
Hay un motivo para la esperanza, y es que su cuerpecillo no ha aparecido sin vida aún en ninguna de las muchas zonas en las que lo han buscado, en los caminos, en los pozos... ¿Quizás algún día de estos una clínica de animales se ponga en contacto con ellos para decirles que está en consulta, que lo han llevado allí porque su salud anda más quebrantada que antes?
Quizás, pero mientras eso sucede o no, esta familia sufre la ausencia de su mascota a la espera de que el teléfono (669799035 o 650304734) suenen para comunicarles que ha aparecido:
"Empecé poniendo una recompensa de doscientos euros y ya vamos por mil doscientos; si alguien lo ha comprado, quizá gastó mucho menos y se echa para adelante al ver esta cantidad", aclara Ana a Lacontradejaén.
Ella y su marido lo aguardan con los brazos abiertos, con las mismas ganas que Bamba, la galga negra a la que se puede considerar la mejor amiga de Pancho: "No se merecía que se lo llevaran, estaba acostumbrado a estar con su familia; si alguien lo ve, por favor que contacte con nosotros, nos urge por su enfermedad", lanza Ana a través de este periódico.
Unas páginas digitales que están deseando darle la vuelta a la noticia para poder contar el entrañable reencuentro de Pancho con su mundo, su pequeño mundo. Ojalá.
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