La 'pintura periodística' de Ángela Palomeque
La artista jiennense, afincada en Madrid, acumula un nutrido currículo expositivo con una obra que capta la belleza a partir de una estructura de crónica interior
"La naturaleza es mi gran fuente de inspiración; concibo la pintura como un medio de expresión en el que uno naturaleza y vivencias. Intento que el cuadro 'cuente' al espectador un poco de mi alma".
Así se autorretrata para los lectores de Lacontradejaén Ángela Palomeque Messía, artista disciplinar, profesora de artes plásticas, crítica de arte, conferenciante, periodista... y, sobre todo, pintora: "Hice periodismo, pero siempre deseé estudiar Bellas Artes", aclara. Sí, buscaba la expresión de la belleza y creyó que a través de la palabra le bastaría, pero qué va.
Decía Durero, el maestro del Renacimiento alemán, que el arte está en la naturaleza y quien lo puede extraer, lo tiene. A ello se entrega esta singular artista que, profesionalmente, no ha pasado de largo por el mundo de la información, con entrevistas a personajes de alta talla intelectual que ahí han quedado, en las hemerotecas de publicaciones de relumbrón, pero más que consciente de que lo suyo, su vocación, son los pinceles. Lo tiene claro.
Jiennense de nacimiento (con esos apellidos que huelen tanto a Jabalcuz, a calle Llana, a cruz y a túnica de El Abuelo...), aunque residente en Madrid desde hace ya bastantes años "por trabajo y por amor", debutó con su primera exposición en 'su' Jaén allá por 2005, animada por Ramón Espantaleón Jubes (la cosa va de apellidos ilustres), y desde entonces no ha dejado de mostrar su obra, de crear, de aprovechar incluso su formación periodística para hacer de cada cuadro una crónica personalísima:
"Pinto como si hiciera un reportaje, intento captar la belleza a partir de un motivo", asegura.
Formada en el estudio madrileño de Diana Araluce y en el Taller de El Prado, maneja el color con la solvencia de una artista de la Escuela Veneciana o la soltura del primer Kandinsky cuando su producción traducía la contemplación íntima de un enamorado de la naturaleza.
Sí, los azules de Ángela Palomeque evocan los del Derain fauvista o, hablando de delicadeza, parecen recién servidos por el juego de té de Mary Cassat, la única americana del grupo impresionista parisino, toda una pionera.
Los profesores José Manuel Almansa y Juan Manuel Martín la incluyen en su antología pictórica 50 años de artes plásticas en Jaén, un orgullo para esta creadora cuya relación con el mar de olivos no decae y a la que, después de dieciséis años mostrando su pintura lejos de aquí, le encantaría volver a exponer en su patria chica, poner ante la mirada de los jiennenses piezas como El olivo del paso de Despeñaperros, con el que deja claro que figuración y abstracción son, para ella, posibilidades inclusivas.
Y tantas otras que, para quien guste de aplaudir el talento, exhibe en su blog La galería de Ángela. Algo es algo, hasta que se anuncie, otra vez, en su tierra.
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