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'Cruz de Guía', cuatro décadas del decano de los pregones

Por Javier Cano - Marzo 18, 2020
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'Cruz de Guía', cuatro décadas del decano de los pregones
El recordado capellán Manuel Caballero Venzalá honra a la Virgen de las Angustias en un acto en 1984. Foto: Hermandad de la Buena Muerte.

El pionero de las exaltaciones de cada cofradía de Pasión, que creó La Buena Muerte en 1980, ha contado con los más significativos oradores de la Semana Santa jiennense 

Hoy es miércoles, como lo fue el del día que comenzó esta Cuaresma extraña y como la jornada en que deja la Catedral por un rato para enseñorearse de Jaén la Real Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, Cristo Descendido de la Cruz y Nuestra Señora de las Angustias. Un señero colectivo pasionista que arrastra gustosamente desde su fundación (un ya lejano 1926 que cada vez apunta más a su primer centenario) fama de pionera, de instauradora de costumbres, de adelantada. 

Sí, a su labor de impulsora de una Semana Santa que en aquel tiempo estaba de capa caída, la institución con sede en la Catedral de Jaén suma hitos tales como la presencia militar en sus cortejos (vivísima, año tras año, gracias a las fuerzas legionarias que hacen de su procesión de Miércoles Santo todo un reclamo para propios y foráneos); haber sido la primera cofradía de la capital en contar con una casa de hermandad, según se entiende actualmente, o contar con banda propia cuando la ciudad dependía musicalmente, para su Semana Mayor, de los únicos y entrañables golpes de tambor y los ataques de corneta de la Agrupación de Soldados Romanos (salvando la calidad, claro, de la Banda Municipal).  

 El afamado escritor jiennense Emilio Lara pregona a La Buena Muerte en 1991. Foto cedida por Emilio Lara
El afamado escritor jiennense Emilio Lara pregona a La Buena Muerte en 1991. Foto cedida por Emilio Lara

Buscando, buscando, seguro que la entidad que gobierna Manuel Rico ha sido la promotora (desde que se tiene constancia documental, al menos) de muchas más cosas, pero lo que no deja lugar a dudas es de que el primer pregón auspiciado por una cofradía, al margen del oficial que cada año organiza la Agrupación, lleva también el sello de esta señorial hermandad que se precia de mantener una ética y una estética prácticamente intactas desde hace la friolera de noventa y cuatro años. 

El Cruz de Guía (así de hermoso, rotundo y cofrade es el título del discurso cuaresmal que organiza el colectivo) nació en 1980, hace cuatro décadas, en medio de un panorama pregonero que se reducía al que, desde 1949, capitalizaba la Agrupación de Cofradías y que se celebró intermitentemente hasta la edición de 1974, año desde el que no ha fallado hasta 2020, por culpa del coronavirus y su hambre de desorden. 

Aquel primer discurso (que como el segundo tuvo por escenario los cofrades salones de Radio Jaén), no podía contar con otro protagonista que un enamorado de la cofradía y un gran conocedor de La Buena Muerte: el canónigo marteño Manuel Caballero Venzalá, acaso quien con más lirismo ha sabido plasmar en verso la majestad del Señor de Jacinto Higueras, su hondura espiritual, su inabarcable belleza. Las palabras del sacerdote implantaron una costumbre en esta hermandad que, poco a poco y en su gran mayoría, el resto de asociaciones cofrades de la capital del Santo Reino terminaría imponiendo en sus agendas presemanasanteras. Pero ese título, ese carácter de decano no hay quien se lo niegue. 

 Juan Marín y Francisco Juan Martínez, dos de los pregoneros Cruz de Guía de La Buena Muerte, ante el Señor de Higueras. Foto cedida por Francisco Juan Martínez.
Juan Marín y Francisco Juan Martínez, dos de los pregoneros Cruz de Guía de La Buena Muerte, ante el Señor de Higueras. Foto cedida por Francisco Juan Martínez.

No fue menos ilustre el segundo orador: nada más y nada menos que Manuel Cañones Rodríguez, representante de la ensolerada dinastía de fundadores de la hermandad y uno de sus más recordados hermanos mayores. A partir del siguiente pregón, que situó en el atril a Fausto Fernández de Moya y Sicilia, el acto asumiría como insuperable marco dependencias catedralicias: su sacristía mayor o la soberbia sala capitular, donde continúa celebrándose. De ahí en adelante, la nómina de pregoneros incluye a insignes cronistas, poetas, cofrades, historiadores, clérigos..., figuras de la talla de Manuel López Pérez, Ramón Guixá, Luis Escalona, Ramón Calatayud, Emilio Lara, Miguel Calvo Morillo, Leonardo Cruz, Juan José Romero-Ávila, Francisco Juan Martínez Rojas, Eduardo López Aranda y un largo etcétera que conduce hasta el canónigo Emilio Samaniego.

Él fue el elegido para exaltar el Miércoles Santo desde su mismísimo epicentro justo cuarenta años después del alumbramiento de este preciado y apreciado acto, pero no podrá ser. Por vez primera en la historia de La Buena Muerte, el Cruz de Guía se ha quedado en la carpeta del LXI orador a la espera de que la próxima edición le sea propicia y no venga como la de 2020, envuelta en el temor a una pandemia que ha crucificado literalmente la vida cofrade, sin posibilidad de resurrección al menos hasta 365 días después. Habrá que esperar, con la certeza de que, como siempre, merecerá la pena.

 Ramón Guixá presenta al pregonero de 1989, Luis Escalona. Foto cedida por Ramón Guixá.
Ramón Guixá presenta al pregonero de 1989, Luis Escalona. Foto cedida por Ramón Guixá.

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