NOSOTROS, LOS (IN)VISIBLES
La oenegé Poblado Mundo lidera el proyecto 'Invisibles', pensado para proteger a entre 15 y 20 jóvenes migrantes que malviven en las calles de Jaén
El toque de queda no existe cuando duermes en la calle.
No hay horarios sin techo y sin dignidad. Es el problema de ser —parecer— invisible. La oenegé Poblado Mundo ha contabilizado a entre 15 y 20 jóvenes migrantes con edades que oscilan entre los 18 y los 23 años varados en las calles de Jaén capital. La ambición del colectivo es aglutinar fuerzas con otras asociaciones de cariz social para ofrecerles una oportunidad. Un refugio. Más que un techo. Bajo esa idea nace el proyecto 'Invisibles'.
David Moreno, coordinador de Poblado Mundo, explica que la iniciativa ganó un mayor pulso a partir de 2017, apoyada también en uno de los grandes logros del colectivo: la creación de la casa de acogida Piso Enlace, donde ahora conviven siete jóvenes migrantes. Todos arrastran historias difíciles y ahora tienen una segunda oportunidad. Es la misma con la que sueñan quienes sólo reciben comida y ropa de asociaciones solidarias. "Normalmente salimos dos veces al año a las calles, pero ahora con las normas de la pandemia es casi imposible", cuenta Moreno en conversación telefónica con este periódico.
El auge del número de positivos por Covid-19 ha propiciado que los voluntarios de Poblado Mundo hayan llevado a jóvenes al hospital y explicar la situación — "Trabajamos en una oenegé, este chico está enfermo y necesita ayuda"— para que sean atendidos. La mayoría acude a Cáritas a la una de la tarde para recibir alimentos. Cuando Moreno y su equipo advirtieron esa rutina, empezaron a ayudarlos directamente en Cáritas. El apoyo tiene que ser directo. Los voluntarios conocen la realidad. Sobrevivir implica que los jóvenes se refugien donde pueden, mayormente en infraviviendas abandonadas donde ahora combaten el frío. "Intentamos cuidarlos cada día. Sabemos que son vulnerables. Algunos luchan también para superar las adicciones", explica.
Moreno remarca que desde luego lo primero es el techo. Porque el techo es el mínimo de humanidad. Pero hay otras cuestiones muy importantes en el punto de mira de Poblado Mundo. Una de ellas es cuidar la autoestima de los auxiliados. "No tienen hogar ni papeles. A cualquiera lo primero que nos piden en una oficina o en el médico es un número. Y ellos a veces no tienen ni pasaporte", subraya.
La idea de Poblado Mundo es que las asociaciones de Jaén con experiencia a la hora de trabajar con tutelados —Fundación Don Bosco, Cruz Roja, Cáritas, La Liga de la Educación y Proyecto Rahab, entre otras— sumen esfuerzos para fijar un protocolo de actuación que dé garantías a los jóvenes sin hogar. "Somos precursores de esta idea y creemos en el trabajo en red. Poblado Mundo es una oenegé muy pequeña. Solos no podemos", argumenta.
LA VIDA EN EL PISO ENLACE
Es viernes 22 de enero 2021, un día de viento y cielo nublado en Jaén capital. El Piso Enlace de Poblado Mundo está en la Avenida de Madrid, justo enfrente de El Corte Inglés. La cita con David Moreno y con los usuarios del piso está concertada, de modo que cuando este medio toca al portal para entrevistarlos desde el tercer piso abren enseguida.
El piso engaña, porque tiene un pasillo estrello, pero es amplío y en el ventanal del salón aporta luz incluso hoy. Han accedido a la entrevista y la mayoría tiene ganas de hablar. Un chico limpia enseguida restos minúsculos de comida en la mesa y pide disculpas. En el salón todos llevan mascarillas y se colocan formando una suerte de círculo. Es una escena clásica en el arte de contar historias.
—Yo estuve en la calle y no me avergüenzo. Tuve que vivirlo —dice uno de ellos (prefieren obviar los nombres) que luce un gorro negro y un abrigo sin mangas. Cuenta que lleva en Jaén desde 2015. Conoció a David Moreno en la calle, le habló de su vida y Poblado Mundo le dio una oportunidad para entrar en el Piso Enlace. Celebra con energía que al menos él y sus compañeros tienen un techo. Al piso llegan quienes ya no tienen plazas en centros de protección.
Un usuario alaba el acompañamiento que brinda Poblado Mundo para cualquier asunto de documentación:
—Nos acompañan a mil cosas para arreglar papeles.
La ambición de los jóvenes del Piso Enlace es el permiso de trabajo. Sin ese papel, la autonomía es imposible. Sin ese papel, los sueños van a ser más complicados. Porque el chico del gorro negro ya ha elegido:
—Yo quiero ser actor, tío —dice con esa voz entusiasta. En un vídeo breve que graba este periódico él evidencia esa pulsión por interpretar.
Otro de los convivientes —la chaqueta elegante y los pantalones negros— está muy cerca de grabar una canción y quiere que sacuda Youtube. Le encanta la música. Como a uno de sus compañeros, que ya ha participado en un videoclip de rap junto con un artista de Jaén. Muestra el vídeo a este periódico con una sonrisa de felicidad.
También 'hablan' cuando hay silencios, y queda en el ambiente esa sensación de si contar y ser fotografiados les sirve de algo. David Moreno llega al piso y trae comida. Un pollo. Habla con ellos y pregunta por todos fugazmente, porque enseguida tiene salir para otra atención.
Cuenta el director de Poblado Mundo que los jóvenes a los que auxilia en la calle desconocen los constante cambios de normas en la pandemia. No saben qué ocurre si la tasa de incidencia por cada 100.000 habitantes en las últimos 14 días sobrepasa los 500 ó 1.000 casos. El suyo es otro mundo, con menos normas.
El Piso Enlace es posible gracias al apoyo de la Junta de Andalucía, de La Caixa y de Bankia. Siete jóvenes se aferran el recurso para seguir hacia adelante, lograr el permiso de trabajo y a la postre un empleo. Ellos mismos reconocen que no es fácil, pero están dispuestos a insistir. Poblado Mundo está con ellos y con quienes esperan una oportunidad parecida. Nadie —hay que subrayarlo en pandemia— es invisible.
Vídeo: Fran Cano.
Únete a nuestro boletín