Calatayud: “Cambiar el nombre del colegio es de una incultura impresionante”

Ramón Calatayud Lerma espera que Educación dé marcha atrás al cambio nominal del centro que honraba el legado de su padre

Ramón Calatayud Lerma (Jaén, 1950) no da crédito: el Colegio Ramón Calatayud se llamará ahora Antonio Prieto, tal y como ha informado hoy el diario ABC. El abogado entiende que la decisión es injusta con el legado de su padre, fundador de centros educativos y regidor jiennense entre 1967 y 1974. El hijo, que califica de “barbaridad” el cambio nominal, avisa: la historia de su padre en la provincia no se altera. Nunca fue, dice, alguien que generase controversia.

—Usted ha mostrado su indignación en Facebook por el cambio de nombre del colegio que fundó su padre. ¿Qué es lo que más le molesta?

—Lo primero es que no se hayan molestado en llamar a la familia para enterarse de quién era mi padre. Creo que lo mínimo que debería haber hecho el consejo escolar, la dirección del centro o la Ampa es contactarnos. Así se hubieran enterado de por qué se llama el colegio Ramón Calatayud. Al menos habríamos tenido la posibilidad de defender el nombre de mi padre.

—¿Cree que hay un desprecio a la figura de Ramón Calatayud Sierra?

—Sinceramente no sé qué opinar. No creo que sea un desprecio; me parece ignorancia. Quizá hay manipulación por parte de determinadas personas del centro. Nunca he oído a nadie que desprecie a mi padre por su obra en Jaén.

—¿La cuestión nominal proviene de la dirección escolar?

—Según he leído en redes sociales, tiraron una moneda al aire para decidir el nuevo nombre, que será Antonio Prieto. Me parece ridículo. No sé qué implicación ha tenido la Delegación de Educación.

—¿Cuándo se enteró de la iniciativa?

—Fue hace unos días cuando me avisó un periodista de ABC, Javier López, para contar la noticia. Hoy ha sido publicada y he dado el paso de pronunciarme. También en Facebook es impresionante la reacción de la gente: a todo el mundo le parece una auténtica barbaridad. Es de una incultura impresionante. Supone no conocer nada de lo que hizo mi padre por la educación. La mayoría de los colegios que había aquí hasta cinco o seis años los hizo él. Mi padre también era Medalla de Oro de Peñamefécit. Fue él quien hizo y abrió el Gran Eje.

—Si sólo fuese una elección estética, ¿habría agradecido que le hubiesen consultado?

—Sí, lo mínimo es habernos dado la oportunidad de defender que el colegio se siguiese llamando Ramón Calatayud. No ha sido así: se ha hecho con nocturnidad y alevosía. Creo que soy lo suficientemente conocido para haberme dado un telefonazo.

–¿Puede haber marcha atrás?

—Creo que lo más correcto sería eso.

—¿Espera una intervención de las administraciones o protestas de colectivos?

—En Facebook se está produciendo una reacción impresionante al texto que yo he publicado. Que cada cual entienda lo que quiera. Se lo he mandado a Ana Cobo (la delegada del Gobierno andaluz) y a Miguel Contreras (edil del Ayuntamiento). También a todos los medios de comunicación. Si hubiese dos dedos de cabeza, debería darse marcha atrás. La Delegación de Educación tendría que haber obrado de otra manera y no dar lugar a esta situación. Veremos las reacciones.

—Ramón Calatayud Sierra fue una persona que ostentó, además del cargo de alcalde, otros puestos de relevancia, en el deporte jiennense, por ejemplo. Le daría tiempo a hacer enemigos. ¿Aún están en activo esos supuestos detractores de su padre?

—Mi padre murió en el año 2000. Era alguien cercano, muy querido en Jaén. Tenía una reacción muy estrecha con todos los barrios humildes, donde llevó infraestructuras e hizo cosas que aún permanecen. Tendría sus detractores, claro, pero no creo que si mi padre propusiera poner su nombre a una calle encontraría la oposición de alguien. Él es uno de los cien personajes más importantes del siglo. Creo que buscar un currículo que pueda asemejarse al suyo es muy difícil.

—Si hay trasfondo político, ¿cuál es?

—No, no hay trasfondo político bajo ningún concepto. Sólo hay falta de conocimiento e ignorancia. No creo que lo tenga, porque quien lo hubiese impulsado es para que se fuese a su casa de por vida. La figura de mi padre no es controvertida.

—¿Qué pasa en España con los nombres de las calles, de las plazas y ahora de un jiennense con tanta Historia institucional?

—Me parece que la Historia es la Historia, y no se puede cambiar. Hay quien quiera hacerlo a base de cambiar calles, pero eso no desaparece. Mi padre fue el presidente que subió al Real Jaén a Primera División. Y al equipo de balonmano lo mantuvo dos años pagando todos los gastos de su bolsillo. Eso está ahí, y es Historia. Me parece triste que hoy se den nombres a personas que no tienen ni la décima parte de la valía que tuvo él. Creo que algunos dirigentes sólo cambian nombres para contrarrestar su falta de gestión. Allá cada cuál.