"San Antón y sus lumbres nos unen contra la pandemia"
San Antón tendrán este año, en la capital de la provincia, un pregonero de postín: Francisco Juan Martínez Rojas, el número 2 de la Iglesia jiennense. Un vilcheño de 1961 que lleva a gala y a flor de labios sus recuerdos de infancia en torno a unas fiestas que, en plena sexta ola del Covid, tienen mucha más relación con los tiempos de pandemia de lo que muchos pensaban. Será el jueves 13, a las ocho de la tarde, en el Darymelia.
—En una provincia como Jaén, donde San Antón se celebra desde antiguo y por los cuatro costados de su mapa, no debe de quedar mucho que decir en torno al patrón de los animales. ¿Es lo mismo que pensó usted cuando le ofrecieron pregonar estas fiestas?
—Yo creo que siempre hay algo que decir de San Antón, lo que ocurre es que lo que se ha hecho hasta ahora son aproximaciones y no ha habido, digamos, un perfil propiamente como entendemos, en el sentido clásico, lo que es un pregón. Me comentaron que había habido conferencias, incluso que la última fue con un power point, y aproximaciones también al folclore, al costumbrismo...
—Lo suyo será, por lo que dice, un pregón como los de toda la vida...
—Lo que yo voy a hacer es un poco interdisciplinar: unir historia, folclore y la realidad que nos toca vivir.
—Sin llegar al 'spoiler', señor Martínez Rojas: ¿por dónde irá su discurso?
—Voy a afrontar, primero, los recuerdos que tengo de mi infancia, porque en mi pueblo se celebra bastante San Antón: cómo se celebraba, las canciones típicas que se cantaban... Luego me centraré, como historiador y como profesor de Literatura Cristiana, en la figura histórica de San Antón, y en la enfermedad a la que da nombre.
—¿El temible ergotismo?
—Precisamente; para combartirla se creó una orden religiosa, los antonianos, que tuvo presencia en el antiguo reino de Jaén, la Orden de San Antonio, que se dedicaba a combatir el fuego sacro o de San Antón, una infección que se producía por un parásito del centeno, que era el pan que comía la mayoría de la gente en aquella época. Daba una fiebre altísima.
—¿Tuvo la Orden Antoniana vinculación con la provincia jiennense?
—Tuvo presencia en Baeza, con un hospital cuyo edificio aún se mantiene, la actual Casa de la Cultura, y otro que desapareció pero del que queda en la fachada el emblema de la orden, cerca de la Plaza de Vázquez de Molina de Úbeda. Uniendo todo eso, voy a unir el pregón en la pandemia.
—No podía faltar el coronavirus en el calendario festivo pero, además de esa inoportuna presencia, ¿cómo se las va a arreglar usted para enlazar la figura del entrañable San Antonio Abad con la pandemia?
—Hablaré de cómo la devoción a San Antón dio respuesta a esa situacion de pandemia que producía el fuego sacro, de los valores que representa de convivencia, de unificar una colectividad todos alrededor de unas lumbres; daré una visión de ellas como fuego de la solidaridad, el fuego que nos une en un proyecto común contra una pandemia que en tiempos pasados fue el fuego sacro y ahora, el Covid. Por supuesto, también haré refererencia a la gente que ha estado combatiendo la pandemia en primera línea de fuego.
—Nunca mejor dicho, lo de en primera línea de fuego. Y desde el atril pedirá unirse a la fiesta pero con prudencia, claro.
—Sí, evidentemente, dentro de lo que puede ser, ya con la carrera pospuesta al mes de marzo, con la prudencia que se requiere dentro de las circunstancias presentes.
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