Talento sénior
En la organización a la que pertenezco, Secot, nos estamos moviendo de modo continuado para que se oiga la voz de nuestro colectivo, compuesto por directivos de empresa jubilados y prejubilados, y para que se nos valore adecuadamente, dada la importancia que el colectivo sénior tiene en el tejido social de nuestro país.
Nosotros, tras nuestra jubilación, en la mayor parte de los casos forzosa, queremos seguir estando activos, pretendemos ser útiles a la sociedad en la que vivimos y por eso, entre nuestras actividades de voluntariado, está el asesoramiento a emprendedores que desean poner en marcha un negocio, la colaboración tanto con la Universidad como con los Centros de Formación Profesional, para ayudar a los alumnos en la transición hacia el mundo de la empresa cuando finalizan sus estudios y añadidamente a esas actividades, impartimos muchas charlas en Centros Sociales y Residencias de mayores, para tratar de reducir la importante brecha digital de las personas mayores.
Otra de las actividades que realizamos, para no quedarnos atrás, es formarnos de modo activo y continuado, tanto en las herramientas que nos proporcionan las nuevas tecnologías, como en la actualización de nuestros conocimientos académicos anteriores, llegando hasta el extremo, incluso, que algunos de nosotros, muchos años después de salir de la universidad, hemos vuelto a ella para licenciarnos o graduarnos en materias que nos interesan.
La cruda realidad de nuestra sociedad actual es que a partir de los 55 años se expulsa del mercado laboral a personas con mucha experiencia en la empresa y en la propia vida, aun cuando por nuestra salud y nuestros conocimientos podemos ser muy útiles en muy diferentes ámbitos. Al tiempo que se expulsa de las empresas a este talento senior, a edades muy tempranas, llega una población joven bien preparada en nuevas tecnologías. El problema es que, con unas tasas de natalidad extremadamente bajas, la pirámide de la población va cambiando y en las empresas, ciertamente hay jóvenes con talento tecnológico, pero falta de modo manifiesto, ese otro talento que tiene altas capacidades de gestión y gran experiencia empresarial, como es la de los séniors que han sido excluidos del mundo laboral.
Parece muy claro que el talento sénior, más allá de tecnologías, puede ser muy importante para resolver muchos problemas de las empresas y también de la propia sociedad y por ello es a todas luces necesario que los poderes del estado legislen y regulen la situación de este colectivo que, por su experiencia, puede aportar mucho a nuestra sociedad.
No es bueno que se deje a un lado al colectivo sénior jubilado, de modo tan temprano y es necesaria una profunda reflexión. Es necesario que se cuente con estas personas tanto para que sigan en sus actividades en las empresas, como para que aporten sus conocimientos y experiencia en el mundo del voluntariado, como hacemos en Secot.
Siempre que se habla de este mundo sénior se dice que alguien tiene que hacer algo, pero nosotros, en Secot, decimos que hay que empezar por uno mismo para elegir el camino que queremos seguir y para ofrecérselo a la sociedad.
Una vez tomada esta decisión, con todas las limitaciones y obstáculos que encontramos en las instituciones, que miran a otro lado o sencillamente nos ignoran, tratamos de mover voluntades tanto en el ámbito político como en el empresarial, para conseguir que empiecen a contar más con nosotros que, de modo totalmente altruista, queremos aportar nuestra experiencia a la sociedad en la que vivimos.
Esperemos que alguien escuche nuestras inquietudes y se ponga manos a la obra.
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