"La vivienda no es un bien del mercado; es un derecho fundamental"
Isabel Mateos (Jaén, 1965) sabe cómo funcionan las cosas. Porque es profesora en el colegio Alcalá Wenscelada, porque es portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y presidenta de la Hermandad Obrera de Acción Católica. Y porque fue concejal del Ayuntamiento de Jaén durante siete años, como representante de IU. Dice una y otra vez que ahora, que está fuera de la arena política, hace política pensando en los más vulnerables. De ahí su preocupación por la vivienda y por la falta de un parque público que dé alternativas a quienes se quedan sin alternativa.
En entrevista con Lacontradejaén, en la sede del periódico en Cuatro Gatos, Mateos aborda más el presente que el pasado. Reconoce que se adaptó com puedo en las aulas al auge digital derivado por la pandemia. Llama la atención sobre este asunto: "No podemos perder los vínculos".
—Empecemos por una fácil. ¿Qué es ser de izquierdas?
—Bueno, esa pregunta es complicada. Yo la verdad es que hablaría más de arriba y de abajo, y no tanto de izquierda y derecha. Si me lo permites. Porque ésa debe ser la identificación en política. ¿Estamos con los de abajo o estamos con las élites?
—¿Qué partidos de la provincia considera usted que son de izquierdas?
—Yo hablaría de políticas concretas. Cuando la política resuelve los desafíos de los de abajo —me refiero a la vivienda, al trabajo, al de la tierra—; cuando las políticas concretas se identifican con los más vulnerables, con quienes no tienen bienes comunes, y cuando las políticas concretas actúan en beneficios de ellos pues están con los de abajo. De lo contrario, están con las élites.
No me voy por las ramas. Un ejemplo, el bono joven para el alquiler de la vivienda es una política que está destinada para que llegue a los bolsillos de los propietarios de los pisos. No pasa por los jóvenes, va directamente a los propietarios. Lo que se debería hacer es política de vivienda para ampliar el parque público inexistentes en las ciudades. Tenemos unas 290.000 viviendas en alquiler en España. Eso no llega al 2% de hogares que no tienen viviendas en alquiler; un 10% en Europa. La política debería ser crear un parque público de vivienda, gravar las viviendas vacías y lo recaudado se pasa para el parque público, al igual que el dinero del bono joven y la Sareb. Si lo hacemos, es para los de abajo. Políticas que no regulan el precio del alquiler no funcionarán. En el caso del bono joven va destinado además a alquileres de menos de 600 euros, de modo que en ciudades como Málaga, Sevilla, Madrid o Barcelona no serán eficientes. ¿Esa es política es de izquierdas o de derechas?
—Según su razonamiento, carece de sentido común.
—Es una política que no responde al gran desafío de la emergencia habitacional en esta ciudad. Tenemos hoy en Jaén capital una familia que iba a tener un desahucio el 11 de enero y todavía no tiene alternativa habitacional. ¿Por qué? Porque ni el parque público de vivienda ni el parque de alquiler le permiten tener una vivienda acorde a sus ingresos. Ésa es la reaqlidad.
—¿Cuántas familias pueden vivir desalojos inminentes en la provincia?
—Sabemos los datos que facilita el Consejo del Poder Judicial. Han llegado a los juzgados entre 80 y 90 desahucios a lo largo de 2021. Y a la PAH nos llega una parte de lo que ocurre. No todo el mundo está dispuesto a pelear por la vivienda pública ni a otro tipo de iniciativas. Desde la plataforma proponemos una cuestión: toda iniciativa de vivienda que se haga en esta ciudad debe ser apoyada por los trabajadores como, por ejemplo, vosotros, los periodistas. Con vuestros impuestos financiáis los presupuestos y estamos financiando los planes de vivienda. ¿Y ahora financiamos una ley de vivienda que lo que hace es dar dinero a los propietarios que tienen viviendas vacías para que las alquilen y sigan alquilándolas al precio que les dé la gana? Hay que intervenir en los precios del mercado. Es el dilema mercado versus Estado. Hasta dónde llega uno y otro. En el caso de Jaén, ¿el Ayuntamiento y la Delegación de Vivienda están interviniendo para que no haya desahucios? ¿Se hace política en ese sentido?
—¿Qué tipo de apoyo da la PAH a los afectados?
—La medida más importante es que creamos un espacio de encuentro y de apoyo mutuo. Eso es lo más crucial, más aún que acompañar a los afectados al banco o a los Servicios Sociales. Que se sientan más importantes que la casa que van a perder. Tú vales más que la casa o el piso que vas a perder. A partir de ahí peleamos para que el banco dé un alquiler social. Con los alquileres es cierto que lo tenemos más complicado porque a veces los dueños son también vulnerables. En estos casos empujamos al Ayuntamiento y a la Junta para que juntos encuentren alternativas habitacionales.
—Ustedes denuncian desde hace años que falta un plan de vivienda pública como alternativa.
—Es que falta. Es un hecho. Lo hemos hablado antes. ¿Cómo se puede hacer un parque público de vivienda? Tenemos pisos de la Sareb, del banco malo. Esas viviendas deben seguir siendo del parque público para que se puedan alquiler. También hay que gravar a los pisos vacíos para que esa recaudación pase al parque público de alquiler. Y evidentemente hace falta dotación presupuestaria, planes de vivienda para el alquiler. Hay que movilizar la vivienda vacía. En Jaén son cerca de 10.000, según el Plan General de Ordenación Urbana. Necesitan rehabilitación, hay infravivienda, claro. Hace falta constituir un mínimo parque de alquiler. Está claro que no lo hay. Si lo hubiese, la familia de la que hablaba antes que aún espera una alternativa habitacional ya la tendría.
—Con menos paro habría menos desahucios.
—Evidentemente. Pero el problema es que los planes de vivienda se han hecho pensando que la vivienda es un bien del mercado y no un bien necesario y un derecho fundamental. Todavía lo tenemos en la cabeza. Ése es el gran problema. La vivienda es un derecho fundamental tengas o no recursos económicos. Es cierto que el trabajo facilita que puedas acceder a un alquiler. Pero ¿es justo que haya alquileres que supongan una cuantía grande tu salario? No lo es. El gran problema es ése también: la vivienda se ha convertido en un objeto de especulación. No es un derecho fundamental. Además, todo se agudiza con un salario precario o con falta de ingresos si tu negocio funciona mal... Lo de la vivienda, no obstante, es un problema independiente del trabajo. Aquí se ha construido vivienda en régimen especial, viviendas sociales, a las que no han podido acceder personas vulnerables, porque no tenían un salario de 1.200 que permitiera comprar una vivienda que ya era un poco más barata en el mercado.
—¿Imagina un 2022 con más o menos desalojos?
—Me imagino un año con una dificultad económica importante. Sobre todo si la política no está a la altura de las circunstancias. La Ley de Vivienda que se aprobará a finales de año, ¿contemplará que no haya desahucios si el afectado no tiene alternativa habitacional? ¿Será por ley? Si no es así, tendremos los mismos o más problemas.
—El Gobierno central paralizó los desahucios durante el Estado de alarma.
—Sí, pero queremos una Ley de Vivienda que especifique que sea ilegal desahuciar a una persona sin alternativa. Es decir, tú no te vas de casa, que no puedes pagar, hasta que no tengas una alternativa. Tiene que ser así. La ley también debe llamar al orden a los bancos. Con el dinero del rescate bancario o con los bancos que han sido rescatados, debes obligar a que los pisos se den en alquiler. Si has rescatado a la banca, los pisos vacíos deben pasar al parque de vivienda pública.
—¿Tiene la sensación de que a los propietarios de los pisos no son suficientemente escuchados? Se lo pregunto porque antes ha comentado que también propietarios en situación de debilidad.
—Desde que estoy en la PAH se han dado dos o tres casos en este sentido. Hablamos de alguien que a veces tienen dos o tres viviendas. No quiero ser irónica con este asunto. La pelea no es entre propietarios vulnerables y no propietarios.
"ME PREOCUPA QUE LA DIGITALIZACIÓN AÍSLE Y SEAMOS MENOS HUMANOS"
—¿Siempre quiso ser profesora?
—Siempre, desde pequeña. Me ha gustado enseñar y, con toda la humildad, inspirar a mi alumnado para sacar lo mejor de cada uno. No sabría hacer otra cosa que enseñar.
—¿Qué hace falta para ser una buena docente?
—En todas las profesiones hay que ser buena persona. También es importante prepararse y estudiar todo lo que sea novedoso. El trabajo en equipo es fantástico. Los docentes podemos ser creativos. El trabajo cooperativo da mucho resultado. Los profesores tenemos además una materia importante, la flexibilidad de los niños y las niñas que están despertando y son curiosos. Nunca deberíamos matarle esa curiosidad. Debemos ayudarlos para que crezcan emocional e intelectualmente. Para eso hacen falta ganas, paciencia y trabajo comunitario con las familias y con el barrio.
—Usted fue concejal desde 2007 hasta el año 2014. ¿Hay riesgo de adoctrinas desde las aulas?
—Si en la escuela intentamos construir el aprendizaje, nunca se va a adoctrinar. Ahora, por ejemplo, vamos a celebrar el Día de la Paz. Los chicos me han hablado de Ucrania. Tenemos que construir la información. Somos seres 'informívoros': estamos llamados siempre a informarnos. Tenemos que construir conocimiento significativo con el alumnado, invitando también a abordar los asuntos con las familias.
No tengo ese medio de adoctrinar. Una vez el exalcalde de Jaén José Enrique Fernández de Moya me dijo que no le gustaría que su hijo estuviese conmigo en la escuela. A mí no me importaría que él le diese clase a mi hijo en la Universidad pública. Para eso está, para que Fernández de Moya o yo podamos dar clase. Aquel comentario me dolió y más a mi madre. Me decía ella: 'El día que vea al alcalde le preguntaré que qué tienes tú de malo para que él diga eso'.
—¿Tiene relación con él?
—No, no lo veo al alcalde. Todavía le digo alcalde. Mi madre decía que aquello era como decir que yo era mala maestra. Y le dije que no se preocupara, que yo no soy mala maestra.
—La tecnología ha evolucionado increíblemente en la última década. ¿En qué deben estar en guardia profesores y familias para estar problemas?
—Yo doy clase a alumnado de menor edad. Aún no es un gran problema, pero está claro que la tecnología invade muchos aspectos de la vida de los estudiantes. En todas las casas hay tabletas y móviles. El reto está en equilibrar el tiempo dedicado a las nuevas tecnologías con la lectura, con el juego y con el deporte. Hay muchos niños sedentarios. Es un problema de salud intelectual y física. Muchos niños no salen a la calle por estar jugando. Nosotros sí apoyamos el control parental en los móviles para evitar que los niños accedan a contenidos no apropiados. La tecnología es ambivalente. También sirve para cosas buenas. Yo estoy enseñando a un alumno extranjero a leer y a escribir con una aplicación del iPhone.
El problema que yo veo y quizá no afecta tanto a los niños es que la digitalización aísla. Para mí los vínculos son importantes. No es lo mismo hablar contigo con mascarilla que sin mascarilla. No es lo mismo hablar contigo por teléfono que verte, ni una videollamada sustituye al trato presencial.
—¿Le da miedo que vayamos hacia una sociedad más fría?
—No es que sea fría, es que es una sociedad más inhumana. Si perdemos vínculos, si dejamos de tocarnos y abrazarnos, la sociedad será menos humana.
—Acabamos por el principio. ¿Por qué se siente usted una mujer de izquierdas?
—Yo he sido militante de IU, pero de verdad que ahora me redefino por la situación y por el contexto. Soy una persona que hace política en los movimientos y que intenta situarse, porque soy de abajo, con los abajo. Me defino con una persona que quiero estar en el dolor, en el sufrimiento, en las buenas y en las malas de la gente de los barrios y de la que no tiene trabajo. Ahí es donde nos tenemos que encontrar. No tanto en el partido de un espectro u otro. Hay que encontrarse con la gente que está desafectada con la política. Ahora puedo decirlo, porque ya no estoy en IU, soy una persona que quiero estar con los vulnerables. Ése es mi partido en la actualidad.
Fotos: Esperanza Calzado.
Vídeo: Fran Cano.
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