"Hay gente que pide que 'Suspiros de España' suene en su entierro"
Pocos jiennenses saben tanto de la obra y la figura del maestro Antonio Álvarez Alonso (1867-1903) como su paisano José Luis Donaire Caballero (Martos, 1963), que desde su responsabilidad como presidente de la Asociación Artístico Musical Maestro Soler no cesa en su trabajo de divulgación de la obra y la figura del creador del universal pasodoble Suspiros de España.
En el año que se cumple el 120 aniversario del fallecimiento del compositor, Lacontradejaén acerca a sus lectores al ilustre músico de la mano de uno de sus más entusiastas admiradores.
—¿Qué fue primero, señor Donaire, su vinculación a la banda Maestro Soler o el interés por la persona y el artista que hay detrás de la célebre partitura?
—Fue casi a la vez, primero llegué a la banda Maestro Soler y nuestro maestro Juan Aranda (una pieza fundamental para la música en Martos), era un gran admirador del maestro Álvarez Alonso y la persona que descubrió que había nacido en Martos.
—Si Aranda fue maestro suyo, José Luis, habla usted de no hace demasiados años... ¿Es que hasta no hace tanto tiempo los marteños ignoraban que el creador de Suspiros de España era un paisano?
—La memoria del maestro Álvarez Alonso, por desgracia, durante la primera mitad del siglo XX se fue diluyendo, casi al paso que aumentaba el prestigio y la popularidad de su obra maestra, su figura se iba diluyendo hasta quedar casi en el olvido. Cartagena, en los años 50, fue la primera que reivindicó su figura, porque allí había fallecido y estaban sus recuerdos más recientes, entre ellos el estreno de esa gran obra.
—¿Cuándo tomó conciencia Martos de que un hijo suyo era un grande de la composición musical?
—Ya en 1967, en el centenario de su nacimiento, Martos lo celebró en el cine San Miguel con unos conciertos extraordinarios y unas charlas, creo recordar que de Miguel Calvo Morillo (uno de los cronistas que más nos ha aportado sobre este tema). La banda Maestro Soler salió en 1979 y ya en 1980 comenzó en Martos un certamen de bandas, en honor de maestro Álvarez Alonso. Un certamen de mucha categoría, que se celebraba en la plaza de toros, como los antiguos.
—Un pueblo muy musical el suyo...
—Martos ha sido muy prolífico en músicos, tenemos la suerte de que ha sido una ciudad que ha dado al maestro Escabias, al maestro Álvarez Alonso, Alfredo Martos también era marteño (el gran maestro tan recordado en Linares), o José Susi en la época actual.
—¿Mantienen vivo aquel certamen ochentero, o los años lo han cubierto de silencio?
—Lo mantenemos, primero como festival y ahora como certamen de bandas (este año ha sido la XXX edición).
—Vamos, que el nombre de Álvarez Alonso no cae en el olvido en su patria chica, ¿verdad?
—La verdad es que sí, don Juan Aranda nos transmitió esa admiración por el maestro, por esa obra suya tan inmensa y por otras que hemos podido conocer. Tenía una plaza desde los años 60 o 70 y ya en el 81 se inauguró un monumento, obra de Constantino Unghetti, un relieve más dedicado a Suspiros de España que al maestro. Ese relieve está en la plaza de su nombre y ahí celebramos varios actos; los certámenes y nuestra reivindicación para conocer mucho más que el buque insignia de los pasodobles de concierto, hacen que su figura no pierda interés.
—Y en 2017, con motivo del siglo y medio de su nacimiento, echaron ustedes el resto...
—Antes de eso, en 2005 o 2006, se inauguró el teatro municipal y pedimos al Ayuntamiento que se lo dedicara. Y en 2017 pergeñamos un programa muy extenso, que duró más de un año; por ejemplo, nos visitó la Compañía Lírica de Cartagena y nos ofreció algunos números de Las niñas toreras, una de sus zarzuelas.
—Escuchándole hablar queda claro que, en Martos, el maestro Álvarez Alonso forma parte de su memoria sentimental y cultural pero, ¿también en el resto de la provincia?
—Se debería quizá reivindicar más su figura a nivel provincial. Nosotros apostamos en el aniversario con la colaboración de la Diputación, que reconoció que era un gran jiennense y colaboró con nosotros económicamente, se volcaron tanto la Diputación como el Ayuntamiento de Martos y alguna entidad bancaria. Ya digo, en la provincia...
—¿Cree usted que el compositor es un gran desconocido para sus propios comprovincianos, entonces?
—Suspiros de España es muy conocido, es un emblema de los pasodobles, todo el mundo lo conoce. Pero no ocurre lo mismo con el maestro, que tuvo una vida un tanto novelesca, diría yo. De hecho, en una serie, El secreto de Puente Viejo, hubo unos capítulos en los que apareció el Álvarez Alonso. Tuvo varios avatares.
—Cuente, cuente...
—Nace en Martos, pero estuvo allí solo hasta más o menos los nueve años. Eran dos hermanos, Antonio y Manuel, quedaron huérfanos de padre y madre (eran de familia acomodada) y un tío suyo, hermano de su madre, músico mayor del Ejército, fue quien los introdujo en el mundo de la música, en Madrid.
—De novela, desde luego. Quien quiera conocer su biografía completa puede hacerlo, precisamente, a través del libro que editó la asociación que usted preside, con motivo del 150 aniversario de la muerte del compositor: Un maestro universal.
—Es que es una figura universal, sobre todo por la fama de su pasodoble. Pero es más que eso, porque Suspiros de España, además de un pasodoble, se ha interpretado de muchas formas. La Macarena de Sevilla, por ejemplo, salió en una ocasión extraordinaria, con ese pasodoble.
—Que José Luis Donaire es un apasionado del maestro Álvarez Alonso no hay quien lo discuta, pero si preside la asociación Maestro Soler (que principalmente es una banda de música), algo tocará usted...
—Yo he sido músico, pero como afición, no me he dedicado profesionalmente.
—Lo suyo, laboralmente hablando, tiene más que ver con los faros de los coches que con las partituras, ¿no es así?
—Sí, así es. Pero en los años 70 y 80 se perdieron las bandas, desapareció la mayoría en la provincia de Jaén, quedaron muy pocas. Empezó a haber agrupaciones musicales y nosotros, en Martos, fuimos casi pioneros, en aquellos años visitamos casi toda la provincia los fines de semana, porque en los pueblos se habían perdido las bandas.
—Un músico curtido a cielo abierto...
—Ha sido un hobby, sí; por motivos laborales he tenido que ir dejándolo, pero luego mis hijos han seguido mis pasos y los dos forman parte de la 'Maestro Soler'.
—Músico, marteño, enamorado de la obra de Antonio Álvarez Alonso... Es obvio que usted ha encontrado en su figura y obra una pasión particular. ¿Por qué cree que la gente de Jaén debe acercarse a la producción y la biografía del maestro?
—La gente va a encontrar al compositor de una obra muy inspirada, ya sea desde temas cómicos como sentimentales. Suspiros de España, por ejemplo, ha habido gente que dejó escrito a su familia que querían que sonara en su entierro.
—Una última voluntad de las que hacen ruido, desde luego. ¿Y ha sonado de fondo a una última despedida, que usted sepa?
—A un maestro de escuela de Martos, a la salida de su féretro, se le tocó.
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