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Una joya de Jaén "a la basura"

Por Javier Cano - Agosto 04, 2024
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Una joya de Jaén "a la basura"
El perchero-recibidor donde se miraron Galdós, Benlliure y otros ilustres, en su última ubicación de las Hermanitas de los Pobres de Jaén, antes de ser enviado a la basura. Foto: Javier Cano.

Las Hermanitas de los Pobres se deshacen del centenario perchero que la tertulia 4x6=24=6x4 les regaló en los 60, en cuyo espejo se miraron Galdós o Benlliure

"Se tiró a la basura hace un año, más o menos". Así, literalmente, ha conocido Lacontradejaén (por fuentes de la Residencia de Mayores de las Hermanitas de los Pobres) el destino de una de las joyas sentimentales (y materiales) de aquel Jaén de casinillos que tuvo en el legendario 4x6=24=6x4, popularmente conocido como el Portalillo, uno de sus principales ejemplos. 

Al monumental asilo diseñado por Justino Flórez Llamas llegó el "magnífico" perchero a mediados de los años 60 del pasado siglo XX, cuando los últimos componentes de la guasona tertulia de la Plaza de Santa María lo regalaron a la comunidad religiosa del Paseo de la Estación junto con un lote de divanes de no menos calidad, como explicaba a este periódico, en un reportaje anterior, Francisco Espinosa, postrero administrador de la entidad. 

El coqueto local echaba el cierre y no encontró mejor ni más benéfico destino para su valioso mobiliario que la residencia de mayores.

De esta forma, donde antes se sentaban diariamente Manolito Ruiz Córdoba, Ramón Espantaleón, Pedro de las Parras, Alberto Cancio Uribe, Eduardo Claver, José Nogué..., o de forma ocasional el mismísimo cronista Cazabán, Prado y Palacio, Inocente Fe y tantos y tantos ilustres de aquí, hallaban reposo, ahora, los usuarios de la histórica casa de ancianos.

De los divanes nada se sabe, pero Lacontradejaén siguió la pista del perchero-recibidor y, en 2019, tomó y ofreció las únicas imágenes actuales que existen del mueble (las primeras son de 1912), entonces ubicado en las dependencias de acceso a las Hermanitas. 

En su espejo (que tantísimas veces 'retrató' al bueno de Petrolo, el flamenquísimo quiosquero) se reflejaban quienes entraban o se iban del amplio local, dada su ubicación en pleno pasillo de llegada y salida tanto de residentes como de visitantes o trabajadores.

Sin embargo, cinco años después, la pieza (realizada en maderas nobles) ha desaparecido y con ella también su componente sentimental, mucho más valioso que el material aunque este último tampoco debía de ser despreciable. 

No en vano, sorprende que una residencia nada boyante (si se atiende a los llamamientos realizados por su parte para solicitar a ciudadanía e instituciones auxilio económico y alimentario) no pusiese en venta el perchero antes de "cargarlo en el camión y dejarlo en un polígono, junto a unos contenedores", como aseguran desde el área de Mantenimiento de la institución, a la que este periódico acudió en busca de información siguiendo indicaciones de la comunidad: "Estorbaba para colocar a San José y se decidió quitarlo y tirarlo", apostillan. 

¿Desconocimiento de su valor? Seguramente, y lo último que persigue este texto es cargar sobre los hombros de las religiosas el más mínimo peso de culpa; eso sí y en honor de la verdad: en 2019, al menos la superiora que autorizó a Lacontradejaén a fotografiar el mueble, fue consciente de su origen e historia.

Por otra parte, y según ha podido saber este diario de boca de las mismas fuentes de Mantenimiento, no presentaba ningún desperfecto ni su estructura se había debilitado en los últimos años. 

 Tertulianos del Portalillo, ante su sede, en una imagen de mediados del siglo XX. Foto: Archivo de Javier Cano (prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa del propietario).
Tertulianos del Portalillo, ante su sede, en una imagen de mediados del siglo XX. Foto: Archivo de Javier Cano (prohibida su reproducción total o parcial sin autorización expresa del propietario).

UN PERCHERO CON MUCHA HISTORIA

Perdidos ya los libros de cuentas del Portalillo cabe apuntar que el perchero fuese realizado, seguramente, en los talleres malagueños de Prados Hermanos (propiedad de la familia del poeta del 27 Emilio Prados), que en Jaén representaba uno de los más longevos miembros de la tertulia jiennense, Matías Ruiz Vilches (Jabalquinto, 1887-Mengíbar, 1950), y empresa que decoró más de un caserón jaenero de la época.

Al valor intrínseco de esta centenaria pieza de ebanistería artesanal se une el hecho de que en sus perchas metálicas colgaron sombreros y abrigos personalidades de la talla de Benito Pérez Galdós, en su visita de 1906 a la capital del Santo Reino; el escultor Mariano Benlliure o las figuras del toreo Rafael Guerra "Guerrita" y Luis Mazzantini, de paso por la ciudad en 1912. 

Todos ellos, junto con la gran mayoría de mitos locales, se recolocaron pajaritas o corbatas ante el espejo de este singular recibidor que más de un siglo después de su realización mantenía intactas su belleza y sus funciones hasta que se decidió que su lugar lo ocupara la imagen del santo carpintero (del taller de serie de Olot), vecino del perchero y que terminó por desplazarlo, por desterrarlo. "Cá uno es cá uno", dicen que dijo el Guerra.

No fueron pocas las personas que se interesaron por él (por el perchero, no por el esposo de la Virgen) tras la publicación de las fotos del mueble y su historia en estas páginas digitales.

Hoy, cuando lean estas líneas, no les quedará otra que rastrear anticuarios o tallercillos de amistades manitas con la esperanza de que alguien lo recogiese del dudoso punto limpio donde fue arrojado, lo restaurase y conservara, seguramente sin saber que al poblarle el azogue de su espejo se sucede en el gesto a los mismísimos autores del mausoleo sevillano de Joselito El Gallo o los Episodios Nacionales. Eso, o rezar por que su alma de nogal descanse para los restos en la gloria de los muebles. 

 El mítico torero cordobés Guerrita conversa con socios de El Portalillo a las puertas de su sede. Al fondo, si se aguza la mirada, se puede distinguir el perchero dentro del local. Foto: Archivo de Javier Cano.
El mítico torero cordobés Guerrita conversa con socios de El Portalillo a las puertas de su sede. Al fondo, si se aguza la mirada, se puede distinguir el perchero dentro del local. Foto: Archivo de Javier Cano.

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