El voto con 92 años de experiencia

El nonagenario Juan Jiménez, vecino de la Avenida de Granada, acude al colegio electoral de la Diputación: "No tengo problemas en votar dos veces en dos meses"

Por su propio pie, ayudado con un bastón, sereno y con una sonrisa. Así se ha presentado hoy, en torno al mediodía, al colegio electoral ubicado en la Diputación Juan Jiménez, vecino de la Avenida de Granada, a punto de cumplir 92 años de vida. ¿Molesto por ir a las urnas dos veces en otros tantos meses?

—No tengo ningún problema —resuelve en conversación con este periódico.

La temperatura es idónea dentro del inmueble de la Diputación. Fuera, el ambiente invita a la terraza. Que cada cual decida el orden, pero el día está para lo que está: votar y terraza; terraza y luego ya votar.

Un vigilante de seguridad admite que desde las nueve hasta que llegue la hora de la comida una estampa se repite: la de mayores como Jiménez acudiendo a votar antes de que el calor sea insoportable. Es también una escena propia de los pueblos pequeños. Ya saben, la despoblación.

No todo son mayores. Ángeles Pérez, vecina de la Plaza de la Constitución, lleva a su nieta —un bebé— en brazos y atiende a Lacontra después de haber votado.

—Sí, sí que lo tenía claro —dice.

Su hija ha tenido un percance, según cuenta. En teoría debía de votar de nuevo en el colegio electoral de la Diputación, pero acaba de darse cuenta de que no está en la lista. Tiene que ir a la calle Arquitecto Berges.

Bruno García, apoderado de Cs, comenta que no hay incidencias reseñables. Es la labor de los apoderados: velar por el proceso. Que nadie haga, sin querer o queriendo, trampas.

Se va por donde vino Juan Jiménez, con sus más de 90 primaveras a las espaldas. Él, dice, tampoco le ha dado vueltas al sentido del voto. Camino del siglo de vida, hay dudas que han expirado.