Objetivo: encontrar a Noa y devolverla a casa cuanto antes

La desaparición de su querida perra mantiene en vilo a sus dueños, que llevan dos semanas sin saber nada de ella y se mueren de ganas de volver a abrazarla

"Noa, mi camarada, / aunque tú no lo sabes, nos queda todavía, / en medio de esta heroica pena bombardeada, / la fe, que es alegría, alegría, alegría".

Con permiso de Rafael Alberti y cambiando el nombre de su perro, Niebla, por el de la tosiriana Noa, estos versos vienen que ni pintados para expresar lo que, a día de hoy, siente la familia de esta mascota. Una perra que en el último tramo de su vida, les ha desaparecido de casa y los mantiene, literalmente, en vilo: 

"Lleva con nosotros desde que era pequeñita, es de mi padre y, aunque tenemos más perrillos, se le echa muchísimo de menos. Dormía debajo de la mesa con su mantica, estaba en la gloria", lamenta Sonia Martos Moreno. 

La última vez que la vieron, que la disfrutaron, fue el pasado 14 de enero: "Estábamos en Torredonjimeno, en la casa de campo de mi abuela, comiendo, como hacemos muchos domingos. La perrilla estaba fuera con mi padre, nunca se va, conoce muy bien la zona. Abajo hay un arroyo, a la altura de la carretera de Córdoba, donde está el radar; ahí se ha perdido". 

Sonia apostilla: "Ahí hay un camino por donde se meten muchos cazadores y enseñan a cazar a los cachorros o sueltan a sus perros para cazar, aunque eso es ilegal, no es zona de caza".

Parece ser que el animal, al ver al grupo de caza, se acercó a ellos, aunque posteriormente volvió a la vera de su dueño. Poco después, ya sentados a la mesa, la echaron en falta al llamarla y no verla: "Fue cuestión de cinco minutos, salió a por ella y ya no estaba, y los cazadores se habían ido también".

Con estos mimbres, la sospecha de la familia es que Noa (que a pesar de su edad muestra una actitud "muy activa" y evidencia su raza podenca) esté en poder de esas personas: 

"Ya hemos denunciado ante la Guardia Civil, pero no aparece. Cuando empezamos a compartir por redes, nos llamaron por teléfono esa misma tarde; una muchacha nos dijo que habían visto a un perro marrón que se parecía al de la foto por la zona del centro médico, que se fue detrás de ellos y que al final se quedó por la vía verde. Fuimos, pero nada", narra Sonia. 

Las esperanzas flaquean, no lo niegan, pero las ganas de tenerla con ellos los animan a no desfallecer y lanzan un mensaje que ojalá lleguen a leer quienes se apoderaron de Noa, si es que las sospechas de sus dueños no andan descaminadas:

"Hemos pedido a la gente que pasen las fotos a grupos de cazadores que conozcan, y que dejen claro que no vamos a hacer nada contra quien la tenga; lo que queremos es que la suelten, que ella sabe volver sola". 

Solo unos números separan a los Martos de la alegría: son los del teléfono de Sonia (672 74 09 73), que si suena y anuncia que Noa está de vuelta, sonará a gloria para ellos.