CRÓNICA | Hielo y patines para todos

Menores, arropados por familias, inauguran la novedosa pista de hielo, en el Paseo de Los Álamos, destinada para niños con movilidad reducida

La novedad es el hielo en el Paseo de Los Álamos de Alcalá. Hay una pista instalada por una empresa de Lucena (Córdoba). Estará disponible hasta el próximo 4 domingo de marzo, según ha informado el Ayuntamiento, que colabora en la actividad. Por primera vez el emblemático lugar de transito acoge una pista que está pensada para que los menores con movilidad reducida disfruten del patinaje.

Es viernes 23 de febrero, y en el día inaugural la tarde está casi tan fría como los 200 metros cuadrados de hielo sintético al servicio de la muchachada. Suenan de los altavoces hits de reggaeton mientras lucen los primeros patinadores. En principio el ambiente familiar está tanto dentro de la instalación como en los alrededores. Ocurre que los niños que se han animado dudan entre ir de la mano de los padres, todos en patines, o agarrarse a los soportes mientras se mueven como pueden.

—Ahora te toca aprender —le dice una madre que acaba de soltar al niño al hielo, y suena como el mensaje más dramático que algún día llegará en otro contexto: ‘Ve buscándote la vida’.

Alrededor ya hay una nube poblada de curiosos, desde jóvenes que miran cómo se defienden los niños y los mayores hasta ancianos sentados en bancos, asiduos del paseo.

Jose, uno de los monitores de la empresa, explica desde el hielo a este periódico que la prioridad son los niños que tienen algún tipo de problema para moverse. Para ellos están hechas algunas de las atracciones que hay dentro de la pista, una suerte de trineos decorados con motivos infantiles. También hay pingüinos de juguetes como boyas en el mar.

Los trineos causan sensación y hasta niños ya algo creciditos disfrutan de que los monitores los arrastren de un lado a otro.

Patinar no es la playa. Lo advierte otra madre, mientras contempla la escena.

—Muy bien, Eva, muy bien —alienta a una menor que mantiene la verticalidad con ímpetu, liberada de pretensiones estéticas.

No todos pueden, como Jose y otros monitores, patinar hacia atrás, emulando el moonwalker. Los jóvenes con más destreza permiten que algún colega le dé una colleja del otro lado de la pista. Hay caídas, anunciadas e imprevistas. La ley del hielo.

La atracción cuesta 3,5 euros a cambio de 20 minutos de patinaje. El edil Custodio Valverde inaugura la instalación:

—Esta actividad engrandece el Puente de Andalucía y está pensada tanto para los vecinos como los turistas que visitan Alcalá.

Va cayendo la noche, los focos señalan aún más el lugar, ubicado al lado de un hinchable de Bob Esponja, también concurrido aunque esté como más invisibilizado.

Los padres siguen a la prole disfrutando de un día diferente. Una monitora se pone un vestido azul de princesa para exhibir la fluidez con los patines que todos persiguen. Se trata, a fin de cuentas, de que deslizarse sea democrático. Posible para todos.