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Jubilación, oportunidad de vida

Por Diego Hurtado - Marzo 27, 2021
Jubilación, oportunidad de vida

El informe que recientemente ha salido a la luz, fruto del encomiable trabajo e investigación que han desarrollado conjuntamente la Fundación SEres y SECOT sobre el concepto de jubilación como oportunidad de vida desde un punto de vista emocional que rodea el paso de la vida laboral a la jubilación, arroja sin duda conclusiones de evidente interés y consideración que paso a destacar, sin dejar de tener en cuenta que según la MIT T Review, por primera vez en la historia de la humanidad, ahora hay más personas mayores de 65 años que menores de cinco años.

1. La jubilación supone una transición desde la vida laboral a la vida sin obligaciones impuestas. Se incide en el hecho de que en esta etapa no desaparecen las obligaciones y compromisos sino que, simplemente, cambian tanto en su formato como en el grado de cumplimiento exigible y esto produce, sin duda, descubrir nuevos retos personales y sociales. Es decir, no podemos volver la cabeza hacia un lado e ignorar la responsabilidad que tenemos hacia la sociedad en que vivimos. 

2. La vejez es un concepto que hemos inventado  y que nos perjudica a todos. Pasada la “euforia” que, en muchos casos, supone pasar al sector de “jubilados”, inevitablemente se empieza a percibir cierta pérdida de valor social, de “protagonismo”, a que el concepto de “vejez” se imponga entre propios y ajenos y con el inevitable significado peyorativo que lleva consigo y, también, con incipientes sensaciones de pérdida de nuestra autoestima.

3. También se produce una situación de desorientación e incertidumbre. Es evidente también la sensación que se tiene de no saber dónde estamos una vez que hemos dejado a un lado nuestro horario habitual para cumplir obligaciones profesionales, de “no saber qué hacer”, de sentirnos limitados a quehaceres familiares y domésticos que no terminan de cumplir nuestras particulares expectativas. 

4. Aumento de la preocupación al no tener conocimientos de lo que se puede hacer. Estamos ante una situación de cierta insatisfacción. En general, se carece de información relativa a lo que podríamos hacer, a qué dedicarnos, en qué participar y en este período de incertidumbre andamos un tanto “desvaídos” hasta que, bien a través de amigos o conocidos, empezamos a descubrir oportunidades y a estudiar cuáles se adaptan mejor a nuestros intereses y capacidades. Lo importante en este concreto momento es dar el paso hacia adelante y no quedarnos cruzados de brazos.

5. Falta de contacto continuado con las personas de tu trabajo. En algún caso se presenta una inevitable alternativa: romper con todo lo que ha constituido nuestro círculo de trabajo, aparcarlo del todo o, al contrario, procurar mantener el contacto y, de algún modo, seguir formando parte de ese núcleo humano. Evidentemente, todo estará en función de cómo nos haya ido la relación en nuestra etapa de actividad profesional, pero es muy conveniente abrir nuevas relaciones que nos permitan participar, intervenir y sentirnos con cierto protagonismo y sensación de utilidad. 

En SECOT es corriente comprobar cómo personas que, en su mayoría superan los 70 años, constituyen un ejemplo de apuesta por seguir activos y útiles, asumiendo responsabilidades y tareas, además de practicar habitualmente actividad física, viajar, practicar aficiones que no habían podido hacer antes, etc.

Dicho todo esto, me permito una reflexión concreta y puntual que, últimamente, está aflorando en distintos medios y foros.
Teniendo en cuenta el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida, conviene tener presente que el cambio estructural del sistema de jubilación no es poner a todos las mismas condiciones, ni ir subiendo la edad de jubilación. Consiste en permitir que las personas según su estado de salud, tipo de trabajo y preferencias individuales, una vez alcanzados los requisitos legales de jubilación (años de cotización), puedan optar por seguir trabajando. 

Hay tres partes involucradas en ese proceso: el trabajador, la empresa y el Estado (en sentido amplio) y se sugieren acciones concretas que se podrían llevar a cabo por cada una de ellas:

TRABAJADOR
Sin restar importancia a las consecuencias económicas, posiblemente prioritarias,  que representa pasar a la situación de jubilación, no se debe obviar el efecto emocional que ésta produce y que, en muchos casos origina importantes y graves problemas personales, en algunos casos, hasta más graves que los estrictamente económicos y que, entre otros, son: inactividad física; inmovilismo mental; pérdida afectiva y merma de la socialización. 

EMPRESA

Las empresas deberían:
• Plantearse la conveniencia y beneficios que supondría seguir contando, de alguna forma, con los conocimientos y experiencia de profesionales en edad de jubilación, a través de condiciones interesantes y beneficiosas para trabajador, empresa e instituciones públicas y bajo la figura de “mentor” y de esta manera evitar perder “conocimiento” de la empresa, transmitiéndolo a nuevas generaciones de trabajadores.
• Fomentar las relaciones intergeneracionales y contribuir a la disminución del “edadismo”, por cierto, demasiado presente en determinados ambientes.. 
• Proporcional información  y formación adecuada a trabajadores próximos a la jubilación para afrontar con garantías y posibilidades su nueva etapa vital, de manera que se despierte en ellos inquietud por intervenir, participar y seguir formando parte de la sociedad de una manera activa y acorde con sus intereses y conocimientos.Facilitar y potenciar la formación continua de sus empleados. 
• Por último, conviene tener muy presente una realidad: la salida de personal, por jubilación, no se cubrirá por la entrada de jóvenes, pues es mayor el número de aquellos que de estos, lo cual puede llevar a que en unos años sea imprescindible mantener parte de los trabajadores mayores por falta de relevo generacional.

EL ESTADO

El Estado debería:
• Incentivar a las empresas para que mantengan a trabajadores en situación de jubilación a través de medidas y normas de tipo fiscal, cuotas de Seguridad Socilal, etc., además de regular con normas específicas de tipo contractual.
• Adoptar políticas similares a las establecidas en otros países europeos que han apostado de manera muy comprometida por el reconocimiento que representa el valor que aportan las personas mayores tanto en el orden laboral como social en general.
la factura”. 

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