'Química' o la filosofía orquestal de Daniel Blacksmith

El músico jiennense afincado en Málaga publica el videoclip del primer sencillo de su disco Química y contexto: destino

Se llama Daniel Herrera Torres y nació en Jaén en 1989, aunque el éxito lo llamará por su nombre artístico, Daniel Blacksmith, cuando toque a su puerta: "Blacksmith significa herrero en inglés, que viene de Herrera; el primer estudio de grabación que quise montar cuando tenía dieciocho años se iba a llamar yunque y, además, siempre, desde muy pequeño, he vestido de negro". Así que no podía llamarse de otra manera, o sí, pero este creativo de ojos azul veneciano optó por ponérselo más fácil a las revistas de música, para cuando se den codazos por sacarlo en sus portadas.

Su historia es la de un multiinstrumentista que, sin embargo, solo pisó el Conservatorio durante seis meses y hace tanto que ya ni se acuerda. Si a eso se le unen sus estudios de sonido e imagen en Granada y de fotografía en Noruega, el resultado es un espíritu multidisciplinar que a ver quién se lo iguala (como diría Mota) para él mismo guisárselo y comérselo, a lo Juan Palomo.

Sí, Daniel Blacksmith, que marchó de Jaén a Melilla en su infancia, de ahí a tierras granadinas para estudiar y, por ahora, reside en Málaga, se ha curtido durante una década como productor musical y compositor "para otros", hasta que un buen día, recién cumplido il mezzo del cammin de nostra vita, se detuvo, como Dante, y se dijo a sí mismo: "Tengo treinta años, toco muchos instrumentos, he hecho muchas cosas para otros, pero no he publicado nada mío". Dicho y hecho. Tiró de conocimientos, grabó su primer disco, Química y contexto: destino, y a funcionar.

Un primer trabajo en el que late su "filosofía personal", sus inquietudes más hondas: "Es totalmente instrumental, me importaba tener algunos conceptos claros para componer, y al final lo que terminé haciendo es algo parecido a la filosofia, aunque no busco una verdad absoluta, pero sí ideas sobre las que reflexiono todos los días en mi vida".

El músico añade: "En esa epoca le estaba dando vueltas a qué importancia tiene realmente la decisión de una persona sobre lo que hace, si todo lo que decide lo hace de forma libre o está condicionado por algo, y la conclusion a la que llegué es que la química (entendida como la parte física), y el contexto, los estímulos a los que estás expuesto, terminan condicionándote a un nivel altísimo. 

De ese disco de debut es, precisamente, Química, su primer sencillo, para el que se lo ha currado con un videoclip made in Blacksmith (en casa del herrero, no precisamente cuchara de palo, con su currículum...) grabado en las minas de La Unión, en Cartagena, un paisaje al que los tratamientos químicos y su efecto desolador se lo pusieron en bandeja al jiennense a la hora de decantarse por una localización inquietante, acorde con el single: "Tiene casi seis mil visitas, para ser algo de alguien por primera vez, no va mal", celebra.

Con estos mimbres (el refranero nunca falla), Daniel Herrera Torres anda embarcado ya en una tarea nada fácil: adaptar un disco en el que participan alrededor de once instrumentos para poder ofrecer directos con solo cuatro y la ayuda de un sintetizador. Un proyecto que va viento en popa si se tiene en cuenta que en noviembre tiene cerrada ya una actuación en una galería de arte malagueña, otra en la Sala Polivalente de la capital de la Costa del Sol para el último mes del año y toda la ilusión del mundo puesta en comenzar 2020 con la agenda plena. "Antes de que llegue el próximo verano quiero tener en la calle dos nuevos discos, el primero de ellos ya está compuesto", apostilla.

Si el éxito se midiera por la capacidad de trabajo y la vocación, Daniel Blacksmith estaría ya en una cumbre tan alta como las de las flamenquísimas minas cartageneras de su videoclip. La química y el contexto, seguro, andan ya preparándole el mejor de los destinos.