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"Me enganché al alcohol de niño, el día de mi comunión ya iba bebido"

Por Javier Cano - Enero 08, 2023
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"Me enganché al alcohol de niño, el día de mi comunión ya iba bebido"
Francisco Sánchez Blanco, un hombre nuevo, libre ya de su adicción a la bebida.

El torrecampeño Francisco Sánchez ultima un libro autobiográfico en el que narra su temprana adicción y cómo logró liberarse y recuperar su vida

La rutina cotidiana actual de Francisco Sánchez Blanco (Torredelcampo, 1970) recuerda a la de un humanista, a la de un hombre del Renacimiento en el que coinciden el amor a la naturaleza, la lectura, el deporte, la vida sana, el trabajo, la música, la familia...

Técnico en reparación de maquinaria relacionada con el sector hostelero (máquinas de café, neveras, grifos de cerveza...), no ha amanecido todavía cuando ya se curte el cuerpo en el gimnasio y, en cuanto ficha a eso de las seis de la tarde lo mismo utiliza sus dedos para aprender a tocar la guitarra que para acariciar a María (su esposa y principal, constante apoyo) o pasar las páginas del libro que tenga entre manos, proyectar sobre plano una ruta senderista o un viaje próximo...

O escribir: "Quiero contar a la gente la historia de un adicto al alcohol que ha superado su problema, quiero ayudar a la gente, contar su antes y después, que hay vida después de todo esto, muy buena vida si uno quiere, y que se puede salir de cualquier adicción; esa es la intención". 

Un libro "de motivación", que sirva al lector como a él mismo le hacen bien los que compra y se mete por los ojos desde los tiempos de la pandemia, cuando se aficionó a la lectura. 

 Con el mayor de sus hijos, en su segundo Camino de Santiago.
Con el mayor de sus hijos, en su segundo Camino de Santiago.

Pero eso es ahora, un ahora de veinte años, los que hace que se liberó de una adicción a la bebida que arrastraba desde su más tierna infancia, por increíble que parezca: 

"Desde niño ya iba con un coche por mi pueblo era corpulento; me veían tan grande y con un coche que, ya sabes el dicho de los pueblos, 'trabaja como un hombre, bebe como un hombre'. Me enganché poco a poco y se me fue de las manos. Recuerdo que el día que hice la comunión, esa tarde me fui con mi primo y ya iba yo bebido".

Relacionado con el universo botellero desde pequeño (su padre gestionaba una empresa de reparto de bebidas), tenía trece años (¡trece, han leído bien!) cuando le compraron "una Seat Terra" con la que él mismo distribuía la cerveza por el municipio torrecampeño: "Por entonces, la Guardia Civil eran amigos, no había problema". Vamos, que llegó al examen del carné de conducir con más conocimientos prácticos que el propio examinador. 

Y claro, entre reparto y reparto cerveza al canto. Cosas que al propio Sánchez Blanco le resultan "impensables" hoy en día, pero que en aquellos tiempos (asegura) eran lo más normal del mundo. 

Así fue durante décadas con el consiguiente sufrimiento para los suyos, la pérdida de excelencia en su trabajo, la falta de un horizonte vital que pesara más que sus ganas de beber. Una salida que, finalmente, llegó de la mano de su propia fuerza de voluntad, multiplicada cuando su mujer, con todo el dolor de su alma, le dio un serio ultimátum y él mismo comprobó que su existencia era un auténtico desastre, además de un peligro para el prójimo:

"Tuve unos accidentes de coche, gracias a Dios nunca pasó nada: en el tercer golpe me llevé por delante un coche con tres personas mayores dentro y me retiraron el carné dieciocho meses. Seguí bebiendo, pero hice caso a mi mujer y fui a terapia". Lo decía Mark Twain, a cuenta de otra adicción: "Dejar de fumar es fácil, lo he hecho cientos de veces". Francisco apostilla:

"Hasta que se me juntó todo; ya necesitaba beber desde por la mañana y veía que ya el trabajo no iba bien, ni la familia; un dia me levanté, pasé por la gasolinera donde siempre me bebía dos o tres latas de cerveza pero ese día no paré, me fui a la fábrica directamente, deambulé con el coche con un síndrome de abstinencia que me moría, fui a comer a la casa muy malo, con muchas ganas de beber, por la tarde me fui con un compañero, hice lo que tenía que hacer y volví a casa. Ese fue mi primer día sin beber".

El primero de una maravillosa historia de superación que ha transformado en luminoso optimismo el gesto diario de la familia, encantada con el marido y el padre recuperados, que igual hace el Camino de Santiago con su hijo mayor que se cuaja un viaje por el mundo, libre ya de cargas, entregado a su principal adicción: la vida. 

 El protagonista del reportaje, junto a su esposa, María, y sus hijos, Francisco Javier y Sergio. .
El protagonista del reportaje, junto a su esposa, María, y sus hijos, Francisco Javier y Sergio. .

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